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domingo, 9 de junio de 2019

Taller de Rastreo de Huellas y Señales (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Tercer Taller de Rastreo de Huellas y Señales en el entorno del Monte de Abantos (San Lorenzo de El Escorial, Madrid). Esta vez vamos a rastrear una zona en la que hemos detectado la presencia de varias especies, principalmente zorros, garduñas, tejones y jabalíes.
Taller de Huellas y Señales
Escarbaduras de Tejón en busca de insectos.
El Tejón (Meles meles) es un mustélido fácil de identificar que acostumbra a dejar numerosas señales, como escarbaduras en el suelo para buscar lombrices, arañazos en los troncos para buscar insectos, y pequeños orificios excavados sobre el terreno para depositar allí sus excrementos (letrinas).
Taller de Huellas y Señales
Letrina típica de Tejón.
Las señales más abundantes en los troncos de los pinos corresponden a los Pícidos, los dos pájaros carpinteros que viven en este bosque: El Pico Picapinos (Dendrocops major), y el Pito Real (Picus viridis). Ambos pasan buena parte de su tiempo "taladrando" los troncos muertos para alimentarse de las larvas y escarabajos que se alimentan de la madera.
Taller de Huellas y Señales
Orificios en el tronco causados por los Pícidos.
Otros mustélidos, las Garduñas (Martes foina), son muy territoriales y no cesan en su empeño de señalizar el territorio mediante el depósito de excrementos sobre piedras, troncos y otros lugares elevados del terreno, para que estén bien visibles y al alcance del olfato de posibles intrusos.
Taller de Huellas y Señales
Excrementos de Garduña sobre una roca.
En los arroyos y ríos podemos encontrarnos con multitud de manifestaciones de la vida acuática, como los estuches larvarios de las Frigáneas (Tricópteros). 
Taller de Huellas y Señales
Estuche larvario de un Tricóptero cuya larva aparece también en la imagen.
Al igual que las Garduñas, el Zorro (Vulpes vulpes) acostumbra también a señalizar el territorio mediante sus excrementos en senderos y veredas. También sus escarbaduras son frecuentes, casi siempre para tratar de atrapar a alguna musaraña, ratón o topillo que escucha bajo tierra. 
Taller de Huellas y Señales
Escarbadura de Zorro.
Un taller de las Ardillas (Sciurus vulgaris) es reconocible por el depósito de abundantes conos roídos sobre el suelo. Lo que hacen normalmente es romper con los dientes las escamas para buscar las semillas, que forman parte de su dieta.
Taller de Huellas y Señales
Conos de pino roídos por las Ardillas.
De los Corzos (Capreolus capreolus) es fácil localizar sus encames junto a algún tronco en zonas recónditas del bosque donde no sea molestado. 
Taller de Huellas y Señales
Encame típico de Corzo junto a un tronco de Pino.
Cerca de los encames es fácil encontrar sus característicos excrementos.
Taller de Huellas y Señales
Excrementos de Corzo.
Del Jabalí (Sus scrofa) es fácil reconocer sus hozaduras, con las que busca pequeños tubérculos y bulbos. Pero si hay algo que le gusta al Jabalí es darse baños de fango, de modo que colocamos hace varias semanas una de nuestras cámaras de fototrampeo junto a un revolcadero de Jabalí, y he aquí el resultado: 

sábado, 20 de abril de 2019

Taller de Rastreo de Huellas y Señales (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Realizamos de nuevo nuestro Taller de Rastreo de Huellas y Señales en el entorno del Monte de Abantos, en dos áreas en las que habitualmente detectamos la presencia permanente de abundante fauna salvaje. 

Las señales más abundantes corresponden a los Pícidos, los dos pájaros carpinteros que viven en este bosque: El Pico Picapinos (Dendrocops major), y el Pito Real (Picus viridis). Ambos pasan buena parte de su tiempo "taladrando" los troncos muertos para alimentarse de las larvas y escarabajos que se alimentan de la madera.
Taller de rastreo de huellas y señales
Tronco agujereado por los Pícidos en el Bosque de Abantos.
Localizamos también un taller de las Ardillas (Sciurus vulgaris). Los conos de los pinos forman parte de su dieta. Lo que hace normalmente es romper con los dientes las escamas para buscar las semillas, una tarea que realiza en una determinada posición sobre un árbol, de modo que lo que vemos en el suelo son las escamas sueltas y los conos roídos. 
Taller de rastreo de huellas y señales
Conos roídos por las Ardillas en el Bosque de Abantos.
Pocos indicios de Jabalís (Sus scrofa), apenas unos excrementos y algunas hozaduras. Pero sí bastantes de los Corzos (Capreolus capreolus), principalmente excrementos diseminados en sus veredas y varios encames en sus dormideros. 
Taller de Rastreo de Huellas y Señales
Encame de Corzo en el Bosque de Abantos.
Las Garduñas (Martes foina) son muy territoriales, y acostumbran a depositar sus excrementos en lugares elevados bien visibles, principalmente sobre rocas en los senderos o veredas. También vimos varias letrinas del Tejón (Meles meles), un mustélido que acostumbra a depositar sus excrementos en pequeños orificios excavados sobre el terreno, en los bordes de su territorio. 
Taller de Rastreo de Huellas y Señales
Letrina de Tejón en el Bosque de Abantos.
En esta ocasión hemos querido mostrar a los asistentes la metodología de una de las técnicas más modernas en cuanto al restreo de la fauna terrestre: El Fototrampeo. Consiste en instalar cámaras fotográficas y de vídeo en lugares camuflados, próximos a zonas de paso, dormideros, madrigueras... Estas cámaras están dotadas de sensores de movimiento infrarrojo, y se instalan perfectamente integradas en la naturaleza. Permiten fotografiar y filmar a los animales sin causarles la más mínima molestia, proporcionándonos una información muy valiosa del comportamiento de las especies.

Para esta actividad dejamos instaladas dos cámaras en dos zonas distintas, de modo que durante el taller visitamos ambas zonas para comprobar los resultados. Aquí los tenemos:


La primera cámara estaba situada en un dormidero habitual de los corzos, y la segunda en un lugar frecuentado por garduñas y tejones. Es interesante observar el comportamiento de los corzos, pero una de las cámaras ha recogido el marcaje sobre un tronco de un macho, y cómo otros corzos huelen el marcaje en el mismo tronco. También vemos a una pareja de corzos jugando en plena noche, y un zorro al que le falta medio rabo... cosas que pasan en de la naturaleza salvaje. 

domingo, 24 de febrero de 2019

Taller de Rastreo de Huellas y Señales (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

En las sociedades primitivas, cuando el hombre dependía de la caza para sus supervivencia, el oficio de "rastreador" tenía una gran importancia. Hoy, sin embargo, el hombre vive cada vez más alejado de la naturaleza, y el reconocimiento de las huellas y señales que dejan los animales no tiene mucho interés, salvo para los biólogos y naturalistas.
Estrenamos hoy nueva actividad en el catálogo de Talleres de Naturaleza, un taller muy especial con el que pretendemos despertar ese conocimiento ancestral, imprescindible para la comprensión y conservación de la naturaleza: El Taller de Rastreo de Huellas y Señales
Nos acompañan Aitor, Belén & Aritz (Las Rozas, Madrid), Jorge (El Escorial) y Fabián, Mayte, Iván y Jimena (San Lorenzo de El Escorial). Nuestro objetivo es rastrear el Bosque de Abantos para identificar las diferentes señales que deja su fauna terrestre. 
Hozaduras de Jabalí.
Lo primero que nos encontramos son las hozaduras de los Jabalíes (Sus scrofa). Se trata del indicio más evidente de los Jabalíes, resultado de la búsqueda incansable de uno de sus alimentos preferidos bajo tierra: Tubérculos y bulbos. En ocasiones, no dudan en levantar piedras con la fuerza de su hocico. 
Guarida del Ratón de Campo.
Estos montículos de tierra junto a unos orificios entre las rocas corresponden al Ratón de Campo (Apodemus sylvaticus).  Su guarida consiste en un sistema de galerías y cámaras-nido, a veces muy profundas (hasta un metro). Toda la tierra extraída la amontonan junto a los orificios de entrada y salida. 
Opilión en la mano de Aritz.
Mientras realizábamos el rastreo sorprendimos a esta curiosa criatura: Un Opilión, arácnido  inofensivo que vive en los bosques.
Tronco picoteado por los Pícidos.
La siguiente señal corresponde a los Pícidos, los dos pájaros carpinteros que viven en este bosque: El Pico Picapinos (Dendrocops major), y el Pito Real (Picus viridis). Buscan larvas y escarabajos que se alimentan de la madera muerta.
Letrina de Tejón.
A continuación nos encontramos con la letrina de un Tejón (Meles meles), un mustélido que acostumbra a depositar sus excrementos en pequeños orificios excavados sobre el terreno, en los bordes de su territorio. 
La identificación de la especie responsable de cada uno de los indicios requiere de un diagnóstico preciso con la ayuda de las guías de campo.
Mientras rastreábamos esta zona del bosque, tuvimos la grata sorpresa de ver a un pequeño grupo de corzos caminando con toda tranquilidad por una de sus veredas.
Excrementos de Corzo.
Y hablando de Corzos (Capreolus capreolus), no podían faltar sus excrementos, pequeñas bolitas negras depositadas normalmente en zonas próximas a sus comederos habituales. Con frecuencia los deposita mientras camina, de modo que podemos encontrarlos esparcidos a lo largo de una vereda. 
Cubil de Corzo.
No muy lejos de sus comederos se hallan sus dormideros. A diferencia de otros cérvidos, al Corzo le gusta remover la hojarasca para acostarse sobre el suelo desnudo. 
Taller de Ardilla.
Tampoco podía faltar uno de los indicios más evidentes de los bosques de coníferas: Los talleres de las Ardillas (Sciurus vulgaris). Los conos de los pinos forman parte de su dieta. Lo que hace normalmente es romper con los dientes las escamas para buscar las semillas, una tarea que realiza en una determinada posición sobre un árbol, de modo que lo que vemos en el suelo son las escamas sueltas y los conos roídos. 
A continuación nos dirigimos a las zonas más profundas del bosque para tratar de localizar otro tipo de indicios.
Revolcadero de Jabalí.
Así es como localizamos el revolcadero de un Jabalí. Los Jabalíes acostumbrar a darse baños de fango para protegerse la piel de las picaduras de insectos y parásitos. 
Excremento de Garduña.
Las Garduñas (Martes foina) son muy territoriales, y acostumbran a depositar sus excrementos en lugares elevados bien visibles. 
Excremento de Comadreja.
Las Comadrejas (Mustela nivalis) hacen lo mismo, pero sus excrementos son considerablemente más pequeños y finos. 

domingo, 17 de febrero de 2019

Ruta de los Pinares Llanos (Sierra de Malagón, Ávila).

De vuelta en los Pinares Llanos de Peguerinos, Espacio Natural de la Red Natura 2000 ubicado en pleno corazón de la Sierra de Malagón (Ávila).
Pinares Llanos de Peguerinos
Nos acompañan en esta ocasión Lilian desde San Lorenzo de El Escorial, Aitor desde Móstoles, Javier desde Getafe, y Oscar, Manuel y Mª Victoria, desde Madrid. 
Pinares Llanos de Peguerinos
De momento, poco rastro del invierno, tenemos un tiempo de lo más primaveral en pleno mes de febrero.
Pinares Llanos de Peguerinos
Visitamos en primer lugar el Mirador de La Naranjera, que nos abre panorámica al vecino Valle de Cuelgamuros, en cuyo interior se alza la Cruz de Los Caídos.  
Pinares Llanos de Peguerinos
A continuación, nos adentramos de lleno en el bosque de los Pinares Llanos. Muy cerca de este paraje fue donde Mariano de la Paz Graells descubrió la Mariposa Isabelina (Graellsia isabelae). Reconocimos sobre el terreno varios excrementos de ciervos, corzos y jabalíes.
Pinares Llanos de Peguerinos
La siguiente "sorpresa" de la ruta es la visita a la misteriosa "Cara de Peguerinos", obra de un cantero que, probablemente, fuera uno de los soldados del ejército republicano durante la Guerra Civil Española. 
Pinares Llanos de Peguerinos
A continuación seguimos la travesía por los pinares hasta el Monumento a la Mariposa Isabelina, único monumento en el mundo dedicado a un insecto.
Pinares Llanos de Peguerinos
Nos dirigimos ahora a las Canteras de Navalacuerda, testimonio histórico de las obras hidráulicas que se realizaban en España durante los siglos XVI y XVII.
Pinares Llanos de Peguerinos
En este tramo hemos espantado a un par de corzos. Pronto comenzamos a encontrar los primeros bloques de granito tallado.
Pinares Llanos de Peguerinos
Volando en lo alto del cielo, distinguimos el vuelo de tres Buitres Leonados acompañados de un Buitre Negro.
Pinares Llanos de Peguerinos
Aquí yacen abandonados cientos de grandes bloques tallados de granito, cuya misión era construir un acueducto para abastecer al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Pinares Llanos de Peguerinos
Al fondo vemos las aguas las embalse de Peguerinos o de La Aceña, que se encuentran a un nivel muy por debajo de lo que correspondería a estas fechas.  
Pinares Llanos de Peguerinos

martes, 1 de enero de 2019

Año Nuevo en la Naturaleza: Cueva Valiente (Sierra de Malagón).

Seguimos con nuestra tradición de pasar el primer día del año en la Naturaleza. En este 2019 recién iniciado, nos vamos al Cerro de Cueva Valiente, en la Sierra de Malagón, una pequeña sierra aledaña a la Sierra de Guadarrama.
Cueva Valiente
Nos acompañan Álvaro y sus padres Carlos & Rosario, la misma familia con la que iniciamos el 2017, en aquella ocasión en San Lorenzo de El Escorial, con la Circular de Malagón.
Cueva Valiente
El tiempo anticiclónico condiciona favorablemente la realización de esta ruta, que en otras circunstancias hubiera sido imposible acometer, pues tendría que estar en esta época del año cubierta de nieve.
Cueva Valiente
Además de la naturaleza salvaje propia de los pinares autóctonos de la Sierra de Guadarrama, el gran atractivo de esta ruta es la visita a la mítica caverna de "Cueva Valiente".
Cueva Valiente
Una antigua explotación minera que se remonta al la primera mitad del siglo XIX, y que sirvió de refugio para los bandidos que atracaban diligencias en el Alto del León. Debe su nombre a la "prueba valiente" a la que se tenían que enfrentar los jóvenes de El Espinar y San Rafael, si querían hacerse "adultos". 
Cueva Valiente
El acceso a la caverna es complicado, como lo es también salir de allí y acometer la ascensión al cerro que lleva su nombre. 
Cueva Valiente
Subimos por la ladera norte del cerro, mayoritariamente en sombra durante esta época del año. 
Cueva Valiente
Los suelos tapizados de Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) son indicadores de la calidad de este bosque autóctono de Pino Silvestre. 
Cueva Valiente
El Cerro de Cueva Valiente, con sus 1.903 m. de altitud, es la máxima elevación de la Sierra de Malagón y, por tanto, de toda la cadena montañosa que separa la Sierra de Guadarrama de la Sierra de Gredos.
Cueva Valiente
En los alrededores de la cumbre, abundan los restos de la Guerra Civil: Nidos de ametralladora, refugios... todavía es posible encontrar por aquí casquillos de bala de la contienda.
Cueva Valiente
Regresamos al punto de partida, el Collado del Hornillo, por la ladera sur, mucho menos abrupta que la norte.