martes, 31 de julio de 2018

Transcantábrica Occidental 2018

Un año más dispuestos a emprender una de las grandes aventuras de nuestro catálogo: El Gran Trekking Transcantábrico. Una travesía de siete jornadas entre el extremo occidental de la Cordillera Cantábrica (Valle de Laciana) y la Montaña Central Leonesa (Alto Bernesga). 
Equipo Transcantábrica 2018: Javier Abel, Javier Villaverde, Fabián Núñez y Teresa Muñóz.
Nos acompañan este año Javier Abel (Gandía), Javier Villaverde (Madrid), Fabián Núñez (San Lorenzo de El Escorial) y Teresa Muñóz (Madrid). La aventura promete con este magnifico equipo de expedicionarios, que acude con todo preparado a nuestra cita en Villablino (León), capital de Laciana y punto de partida de nuestro trekking.

Domingo, 22 de julio de 2018: Villablino - Collado de Cereizales.


Villablino, antigua población minera, es hoy la capital del Valle de Laciana, Reserva de la Biosfera desde el año 2003. Iniciamos el trekking poniendo rumbo al collado de Cereizales, situado en la base del Cornón, uno de los primeros "dosmiles" de la cordillera, techo del Parque Natural de Somiedo. 
Camino del Valle de Orallo.
Acometemos la ascensión al collado de Cereizales por el Valle de Orallo, un antiguo valle minero situado en el corazón de Laciana.
Descanso en la Veiga El Queixu.
A pesar del tremendo impacto que han causado las explotaciones mineras en la Cordillera Cantábrica, Laciana posee un excelente patrimonio natural y cultural. Las brañas, con sus "cabanas", corrales y chozos, atestiguan el pasado ganadero de esta comarca. 
Descanso en el Refugio de "Llaos Secos", junto al río Orallo.
En la cabecera del Río Orallo el valle gira hacia la derecha subiendo al collado de Cereizales, obligándonos a cruzar un paraje cubierto por una densa vegetación.
Subiendo hacia el Alto de Cereizales.
Por fin nos alejamos de la presencia humana y nos adentramos de lleno en los paisajes profundos de la Cordillera Cantábrica. 
Cabecera del Río Orallo.
El calor es llevadero y la brisa fresca de la montaña alivia considerablemente el esfuerzo de esta primera jornada, probablemente la más sencilla del trekking. La mayor parte del itinerario, de unos 15 km en total, discurre sobre el asfalto de Villablino y las pistas forestales del Valle de Orallo; sólo los últimos kilómetros discurren fuera de traza.
Llegando al Alto de Cereizales.
A las cuatro de la tarde alcanzamos el Collado de Cereizales, situado a 1.743 m. de altitud, entre los valles de Orallo (Laciana) y La Paradona (Somiedo). Establecemos campamento en Los Cereizales, a 1.690 m. de altitud.
Campamento 1: Cereizales.
La niebla no tarda en hacer acto de presencia aportándonos un ambiente fresco, tanto que tenemos que echar mano de nuestra ropa de abrigo.
Cenando en el campamento de Cereizales.
Una sopa caliente y el calor de una buena hoguera son suficientes para irse a dormir con el cuerpo bien caliente. 
Fabián trata de secar sus calcetines junto al fuego.
Lunes, 23 de julio de 2018: Collado de Cereizales - Puerto de Somiedo.
Amanece en el Collado de Cereizales.
La niebla no se ha movido en casi toda la noche, pero a eso de las cuatro de la madrugada un fuerte viento azotó las tiendas con la suficiente intensidad como para despertarnos a todos. Poco después llegó la calma y amaneció prácticamente despejado, sin rastro de nubes. 
Hora del desayuno en el campamento de Cereizales.
Nos levantamos a las siete de la mañana. Entre el aseo matutino, el desayuno, desmontar el campamento y poner a punto las mochilas, se nos van fácilmente unas dos horas.  
Todo listo para comenzar la 2ª jornada del trekking.
Tras plantear al equipo la posibilidad de una variante en la jornada que nos permita evitar la bajada a Brañaviecha y la posterior subida a la collada La Enfiestiella, se decide democráticamente la opción más arriesgada: Nos seduce el camino hacia lo desconocido. 
Cruzamos los densos piornales de la ladera norte del Cornón aprovechando las veredas que deja el paso del abundante ganado de este valle. Hermosas Azucenas Silvestres (Lilium martagon) adornan los bellos paisajes de Somiedo.
Azucena Silvestre (Lilium martagon).
El avance es lento y tortuoso, y el peso de las mochilas causa estragos, pero caminamos todos sobrecogidos por la impresionante belleza de los paisajes. Avistamos algún rebeco merodeando por las cumbres.
Desde el punto de vista geológico, Somiedo representa la zona de transición entre el occidente silíceo y el oriente calizo de la Cordillera Cantábrica, lo que explica esta extraordinaria variedad de paisajes y ecosistemas. Mientras nos alejamos de Cereizales nos percatamos del cambio radical en el tipo de sustrato geológico,  poco a poco las cuarcitas den paso a las calizas.
Echamos la vista atrás y contemplamos el inmenso Valle de La Paradona y el Collado de Cereizales. Atrás queda el Valle de Laciana y se nos abre por delante Somiedo, otra Reserva de la Biosfera que es, a su vez, Parque Natural. 
El itinerario alternativo nos regala una refrescante parada en la Laguna Fontarente, situada a 1.790 m. de altitud. 
Descanso en la Laguna de Fontarente.
Un poco más arriba divisamos el Collado Fontarente (1.834 m.) lugar desde donde descenderemos al Valle de Trabanco para encontrar ruta hacia el Puerto de Somiedo.
Collado Fontarente.
Al fondo del Valle de Trabanco, una plácida "veiga" repleta de rebecos, nos otorga una excelente panorámica del Pico Cornón.
Descanso en la Veiga del Valle de Trabanco.
Nos adentramos a continuación en el Hayedo de La Peral, donde trataremos de localizar algunos rastros del Oso Pardo. 
La vegetación está tan densa y exuberante que apenas logramos hallar el antiguo sendero que antaño cruzaba por esta zona. Varias piedras estaban levantadas por el oso, pero apenas detectamos huellas ni excrementos recientes.
Pico Penouta desde Las Corradas, en el Valle de Santa Mª del Puerto.
En torno a las cinco de la tarde llegamos al Puerto de Somiedo, final de la segunda jornada del trekking. Aquí disponemos de un confortable Hotel Rural donde podremos ducharnos y disfrutar de una excelente cena montañera. 
Santa Mª del Puerto de Somiedo.
Martes, 24 de julio de 2018: Puerto de Somiedo - Vegas de Camayor. 

El excelente desayuno que nos han dado en el hotel nos pone las pilas para la tercera jornada del trekking, probablemente una de las más exigentes de la travesía.
La niebla vuelve a hacer acto de presencia en la 3ª jornada del trekking.
Tan pronto como iniciamos la marcha se nos pegó esta perrita, dispuesta a acompañarnos. Tratamos por todos los medios de que no nos siguiera, pero cualquier intento de persuadirla fue en vano. Como no sabíamos su nombre, la bautizamos como "La Farraponina". 
Farraponina: Nuestra mascota del trekking.
Tras cruzar la barrera montañosa de la Sierra del Rebezo nos encontramos con la niebla cubriendo buena parte del Valle de Salgada. 
La niebla anula la visibilidad en el Valle de Salgada.
Apenas pudimos disfrutar de los magníficos paisajes de este valle, hasta que llegamos a la Braña de Sousas. En este lugar se conserva un gran número de "Cabañas de Teito", antiguas construcciones muy parecidas a los castros prerromanos, compuestas por paramentos verticales de piedras colocadas sin mortero alguno.
Cabañas de teito en la Braña de Sousas.
Como era de esperar, elegimos este lugar para establecer uno de los descansos de la jornada. 
Descanso en la Braña de Sousas.
El siguiente tramo discurre por una pista forestal que nos llevará a Valle del Lago, a través de uno de los paisajes más auténticos de Somiedo. 
La típica braña de Somiedo.
El Hayedo de La Henramada, frente a Peña Furada, es uno de los principales refugios del Oso Pardo en el Parque Natural de Somiedo.
Peña Furada.
En pocos lugares como Somiedo se puede constatar una armónica coexistencia entre el patrimonio natural y el patrimonio etnográfico.
Valle del Lago es uno de los enclaves más turísticos de Somiedo; no faltan los mesones donde poder tomarse un aperitivo antes de continuar con la marcha. 
Descanso en Valle del Lago.
El trekking debe continuar hasta las Vegas de Camayor, lugar donde estableceremos campamento para pasar la segunda noche de vivac.  

Miércoles, 25 de julio de 2018: Vegas de Camayor - Torrebarrio. 

La niebla nos envolvió durante buena parte de la jornada de ayer y durante toda la noche, pero al amanecer la fuerza del sol la hizo desaparecer, una oportunidad para secar nuestra ropa, empapada desde ayer. 
Campamento de las Vegas de Camayor.
Todos hemos dormido estupendamente en el campamento, incluida nuestra mascota, la Farraponina. 
Amanece en el campamento de Camayor.
Tras levantar el campamento pusimos rumbo a los Lagos de Saliencia. Hoy nos espera una jornada más tranquila, que incluye una parada en Torrestío, lugar donde podremos comer algo.
Caminando por las extensas Vegas de Camayor.
Tras cruzar los extensos pastos de las Vegas de Camayor, llegamos a los Lagos de Saliencia, una de las zonas más bonitas de la Cordillera Cantábrica. 
El primero de los lagos es el Lago Cerveiriz, de escasa profundidad y con abundante vegetación macrófita que atrae a algunas aves acuáticas. 
Lago Cerveiriz.
Pero el más espectacular de todos ellos es el vecino Lago Calabazosa, que luce un aspecto impresionante.
Descanso en el Lago Calabazosa.
Todo el entorno que rodea a los Lagos de Saliencia está reconocido por el Instituto Geominero de España como "Punto de Interés Geológico". 
Este lugar transmite tanta paz y armonía con la naturaleza que nos apetece quedarnos aquí durante un buen rato sin parar de hacer fotos. 
Al otro lado de los Lagos de Saliencia nos espera Babia con su Valle de San Emiliano, ya en la provincia de León.
Valle de San Emiliano con las Ubiñas al fondo.
En Torrestío realizamos otro alto en el camino, imprescindible para refrescarse, para reponer fuerzas y para alejarse del sol durante las horas de máxima irradiación. Allí pudimos conseguir comida para nuestra mascota la Farraponina, que desde el Puerto de Somiedo sólo ha podido alimentarse a base de frutos secos y alguna galleta.
Torrestío.
El tramo entre Torrestío y Torrebarrio se nos hizo muy largo, primero por el calor, segundo por la densa vegetación que hizo desaparecer el primer tramo, y tercero por la monotonía de los caminos que atraviesan las bastas extensiones del Valle de San Emiliano.
Buscando el antiguo camino entre Torrestío y Torrebarrio.
A las siete de la tarde llegamos a nuestro destino, el Albergue de Torrebarrio, lugar donde pasaremos la cuarta noche del trekking. Aquí podremos lavar la ropa, cenar, y lo más importante, dormir sobre una cama.
Albergue "El Rebezo", en Torrebarrio.

Jueves, 26 de julio de 2018: Torrebarrio - Majada de Cacabilllos. 

Arranca la quinta jornada del trekking con el reto de superar el inmenso murallón de las Ubiñas. Aunque acusamos ya las secuelas de las tres jornadas anteriores, todos estamos bien, con muchas ganas de seguir adelante.
Amanece en Torrebarrio.
La niebla vuelve a hacer acto de presencia, pero parece que esta vez vamos a dejarla abajo, en el fondo de los valles.
Valle de San Emiliano cubierto por la niebla.
Las ascensión al Collado de El Ronzón (1.932 m.) apenas da un respiro en la pendiente, el sendero no deja de ascender en ningún momento. No obstante subimos a muy buen ritmo, lo cual es muy buena señal.
En el Collado de El Ronzón, entre las dos Ubiñas.
Tras el collado de El Ronzón nos esperan los Puertos de Riotuerto, un extenso pastizal alpino que durante esta temporada estival está repleto de ganado.  
En los Puertos de Riotuerto.
A nuestras espaldas emerge entre las nubes la impresionante mole de Peña Ubiña, una de las emblemáticas montañas de la Cordillera Cantábrica.
Peña Ubiña desde los Puertos de Riotuerto.
De nuevo, la niebla impidiéndonos obtener visibilidad en el horizonte que tenemos por delante. 
Intentamos ahorrar algún kilómetro buscando un atajo que nos evite desviarnos a la Casa Mieres, pero con esta niebla tan densa decidimos abortar el plan, por seguridad.
Casa Mieres, antiguo refugio de ganaderos, ofrecía antaño servicios de hospedería. Hoy día se encuentra cerrado al público.
Casa Mieres, refugio de ganaderos en el Puerto de La Cubilla.
Desde Casa Mieres ponemos rumbo al Puerto de La Cubilla, desde donde subiremos al Collado Rodriguero. Desde allí descenderemos a Los Merusales para adentrarnos de lleno en las "Montañas de Luna". 
Majada de Los Merusales.
Buscamos la Majada de Cacabillos, lugar donde vive el pastor Adrián, acompañado de sus perros y ovejas. 
Adrián, el pastor de Cacabillos.
Allí montamos nuestro tercer campamento, junto a un arroyo y con recursos suficientes para preparar una buena hoguera. 
Campamento de la Majada de Cacabillos. 
Vuelve a hacer frío, de modo que el calor de una hoguera se hace imprescindible para quitar la humedad que llevamos impregnada en el cuerpo. 


Durante la velada, Adrián nos da cuenta de su día a día en la majada, molesto por la presencia casi constante de la niebla: "Lleva aquí metida veinte días y no levanta", se lamentaba.

Viernes, 27 de julio de 2018: Majada de Cacabillos - Puerto de Aralla. 

El frío se ha instalado en el campamento y nos vemos obligados a prender de nuevo la hoguera para calentarnos durante el desayuno. Adrián viene a despedirse de nosotros mientras levantamos el campamento. 
Con Adrián, antes de partir hacia el Pico Negrón.
Hoy nos espera la jornada más dura del trekking, por distancia y por desnivel acumulado. El primer reto es subir al Pico Negrón.   
Subiendo al Pico Negrón.
Farraponina sigue con nosotros, no nos ha abandonado desde el Puerto de Somiedo. Aunque acusa ya el cansancio acumulado de estos días, sigue dispuesta a acompañarnos hasta el final del trekking.
Farraponina cerca de la cumbre del Pico Nigrón.
En la cumbre del Negrón sorprendimos a un numeroso grupo de Rebecos, y varios Buitres Leonados vuelan sobre nuestras cabezas. Aquí en el Negrón se conservan algunos restos de trincheras de la Guerra Civil. 
En la cumbre del Pico Negrón.
El paisaje es espectacular. Atrás dejamos las Ubiñas mientras caminamos hacia el Cueto Negro.
Las Ubiñas y La Mesa desde el Cueto Negro.
En este punto junto al Cueto Negro dejamos atrás Asturias y nos adentramos en los valles Arbás y La Tercia, comarcas leonesas enclavadas en el Alto Bernesga, otra Reserva de la Biosfera. 
El trekking ya está comenzando a pasar factura en algunos miembros del equipo: Dolores de cabeza, en los hombros, en la espalda, en los pies... A pesar de ello seguimos adelante disfrutando de los paisajes y montañas cantábricas. 
Una de las Tres Marías, emblemáticas montañas de la comarca de Arbás. 
Cruzamos el Valle de Arbás visitando dos pueblos: Casares y Cubillas. En Cubillas hicimos un alto para comer un buen bocadillo. 
Cruzando el Valle de Arbás.
Pero la jornada aun no ha terminado, tenemos que subir al Puerto de Aralla, lo que nos obliga a recuperar altitud cruzando la Sierra de Alceo.  
Valle de Arbás y Embalse de Casares desde la Sierra de Alceo.
Este tramo consume la moral del equipo, que está deseando despojarse de las mochilas lo antes posible. Pero, como siempre, la belleza de los paisajes apacigua el cansancio.


Durante el tramo final de la jornada hemos localizado varios excrementos de Lobo Ibérico, lo que da cuenta de la extraordinaria riqueza de los ecosistemas cantábricos.


Sábado, 28 de julio de 2018: Puerto de Aralla - La Pola de Gordón. 

Ayer disfrutamos de una buena cena en la Posada de Aralla, desde donde pudimos contemplar el eclipse. 
Foto de salida de la 7ª u última jornada del Trekking.
Hoy es la última jornada del trekking; una sensación de tristeza recorre el ambiente durante el desayuno en el Puerto de Aralla: Esto se acaba.   
Valle de Valmeán desde el Puerto de Aralla.
Pero esta jornada tampoco es "coser y cantar", hay que recorrer las montañas de Geras de Gordón, repletas de fósiles y abundantes hayedos.  
Subiendo hacia el Cerro Pedroso, detectamos la presencia de calizas encriníticas, repletas de crinoideos fósiles. Son las Calizas de  Coladilla, pertenecientes al Grupo La Vid (Devónico Inferior, unos 380 millones de años).  
Calizas encrínicas cerca del Puerto de Aralla.
Llegamos a la Sierra del Pedroso, perteneciente a las Montañas de Luna. Hacia el este se nos ofrece una excelente panorámica del Alto Bernesga, la Montaña Central Leonesa.
Valle de Polanco. 
Subimos hacia el Cerro Pedroso (1.914 m.), última cumbre del trekking, que nos ofrece una excelente panorámica de la Cordillera Cantábrica.  
Puerto de Aralla y Valle de Arbás desde el Cerro Pedroso.
Los yacimientos fósiles son muy abundantes en esta montaña, aquí aparecen representados episodios de gran prosperidad biológica, con arrecifes repletos de vida (Form. Nocedo). Sobre uno de estos arrecifes localizamos varios ejemplares de corales fósiles.
Fabián, Teresa y Javier en la cumbre del Cerro Pedroso.
Una vista de zoom nos permite contemplar el embalse de los Barrios de Luna y su famoso puente colgante.  
Embalse de los Barrios de Luna desde la cumbre del Cerro Pedroso.
El descenso lo realizamos por el Valle de Polanco, tapizado en su ladera norte por un magnífico hayedo cantábrico: El Hayedo de Geras o de La Boyariza.
Valle de Polanco desde el Collado Pedroso.
Este hayedo se encuentra entre los mejor conservados de León. Un paseo por el interior de este denso bosque es como adentrarse en un cuento de hadas.  
Cruzando el Hayedo de Geras.
La presencia del Haya en la Cordillera Cantábrica se debe a la última glaciación, hace unos tres mil años, cuando se produjo su expansión por todo el continente desde Los Balcanes.
Hayedo de Geras o La Boyariza.
Hoy día los hayedos encuentran refugio en las laderas norte de las montañas cantábricas.
Cerro Pedroso desde el Valle de Polanco.
Varios kilómetros nos separan todavía de La Pola de Gordón, pero tenemos tiempo para descansar en Cabornera, una de las poblaciones de la comarca de Gordón. 
Hayedos de la comarca de Gordón.
Caminando por la carretera hacia La Pola de Gordón sorprendimos a una Vívora Seoane devorando a una lagartija. A eso de las ocho de la tarde llegamos a nuestro destino definitivo: El camping de La Pola de Gordón.
Entrada del camping "Bosque de Gordón".
Aquí montamos nuestro último campamento, antes de despedirnos del trekking con una buena cena en el pueblo, que hoy precisamente celebra sus fiestas patronales.  
Campamento en el Camping "Bosque de Gordón". 
Este es el video-reportaje que recoge algunos de los mejores momentos vividos durante esta épica e inolvidable aventura, siete días de travesía por las montañas cantábricas, siete días "perdidos" y "desconectados del mundo. Merece la pena verlo y disfrutarlo.