Este fin de semana viajamos al corazón de la Montaña Leonesa, a la Tierra de Babia, destino de la Transhumancia durante siglos, antaño lugar de retiro y descanso de los reyes leoneses (de donde viene la popular expresión "estar en Babia").
Nos acompañan Javier, Teresa, Fabián y Alberto. El objetivo es subir una montaña muy especial que no podía faltar en nuestro catálogo de ascensiones, Peña Orniz, un macizo calcáreo de modesta altitud, pero con una riqueza geológica y botánica verdaderamente extraordinarias, en el marco de la incomparable Cordillera Cantábrica.
Con una primavera tan exultante como la de este año no era de extrañar que en una zona tan rica como ésta, comenzáramos a detectar plantas y flores llamativas y curiosas, como este Salsifí tan hermoso, Tragopogon castellanus, una compuesta poco abundante, cuya distribución geográfica es muy aleatoria y muy dispersa.
La Gentiana verna es una de las flores alpinas más comunes, que aparecen durante la primavera "decorando" los extensos pastizales subalpinos de las montañas del centro y sur de Europa.
También son frecuentes en Babia diferentes tipos de orquídeas, como la Dactylorhiza sambucina, una especie que adorna con flores rosas y amarillas las praderas y los pastos.
La forma amarilla de las "Flores del Viento" (Pulsatilla alpina sbsp. apiifolia) presentan aquí una de sus poblaciones más importantes de la Cordillera Cantábrica. A diferencia de la forma blanca, esta Pulsatila Amarilla prefiere suelos más ácidos que los calcáreos, quedando restringida a los afloramientos silíceos de estas montañas.
Partimos de la localidad leonesa de Torrestío surcando el Valle Valverde hacia el Collado Queixeiro. Una vez allí nos adentraremos en el Valle de Congosto, que nos conducirá a las faldas de la Peña Orniz.
Alberto no pierde detalle y logra capturar con su cámara fotográfica toda criatura viviente, como esta hermosa Mariposa Macaón (Papilio machaon), una de las mariposas diurnas más espectaculares de nuestra fauna.
En lo alto del Valle de Congosto, a casi 2.000 m. de altitud, se conservan las aguas glaciares de la Laguna de Congosto, lugar donde vive la Rana Bermeja (Rana temporaria) y que pudimos ver con facilidad en las proximidades del humedal.
La Collalba Gris (Oenanthe oenanthe) llega a nuestras montañas a mediados de la primavera, pudiendo alcanzar altitudes muy elevadas. Aquí la vemos vigilante sobre una roca cual elegante centinela.
Pero si hay algo verdaderamente especial en esta montaña es su impresionante riqueza paleontológica. Durante su ascensión ya hemos pasado por varios yacimientos con abundantes fósiles marinos del Devónico inferior: Crinoideos, braquiópodos, briozoos y corales.
El registro sedimentario del Devónico dejó en la Cordillera Cantábrica numerosos episodios arrecifales con abundantes corales que afloran a la superficie.
Por fin aparece el macizo de la Peña Orniz en el horizonte, todavía con abundantes neveros en sus faldas.
Hemos tenido que cruzar varios de estos neveros, algunos de los cuales conservan todavía espesores de más de dos metros.
En las faldas de la Peña Orniz se divisa por fin la inconfundible silueta del Macizo de las Ubiñas.
Alcanzamos la cumbre de la Peña Orniz poco antes de la hora de comer. Estamos en el límite entre las dos provincias, entre León y Asturias, compartiendo una montaña que podría catalogarse como la más alta del Parque Natural de Somiedo.
Al fondo en el horizonte, en los confines de la cordillera, logramos divisar el macizo de los Picos de Europa.
Comemos en el collado que separa la Peña Orniz de la vecina Torre Orniz, que trataremos de coronar tan pronto como repongamos fuerzas.
El suelo está repleto de corales rugosos ramificados. Esta montaña debió ser en otros tiempos un impresionante arrecife coralino en medio de un mar cálido y tropical.
La Adonis de los Pirineos (Adonis pyrenaica) es una flor bastante rara que tiene aquí una de sus poblaciones más importantes de Europa. Aparece en los canchales calcáreos de determinadas montañas de la Cordillera Cantábrica, Pirineos y Alpes. A pesar de su nombre, no es una especie especialmente abundante en los Pirineos, y tampoco lo es en los Alpes, cuya población está muy localizada.
Seguimos fijándonos en la flora alpina y detectamos la presencia de la especie Iberis tenoreana, una crucífera exclusiva de las montañas calcáreas del sur-oeste del Mediterráneo.
Y no podría faltar una de las florecillas alpinas más bonitas que existen, Androsace villosa, con sus característicos anillos de color rojo y amarillo en el centro de la corola.
El Tomillo Rastrero (Thymus praecox sbsp. britanicus) es una planta rastrera que desprende un aroma inconfundible a condimento. Su rango altitudinal no se restringe exclusivamente a las montañas, pero nos ha llamado la atención su presencia abundante aquí.
La ascensión a la Torre Orniz es muy aérea y exige extremar las precauciones para no perder el equilibrio.
Algunos pasos están lo suficientemente expuestos como para tomarnos la travesía con mucha calma y prestando atención en donde ponemos las manos y los pies.
Poco a poco nos habituamos al vacío y alcanzamos con éxito la cumbre de la Torre Orniz.
La cumbre es tan reducida que apenas entramos los cinco.
Javier vino con la obligación de no "exponerse" demasiado y ahí está, explorando un posible destrepe para descender por la vertiente de Somiedo.
La travesía ha sido tan entretenida y emocionante que nos hemos quedado con ganas de más.
Pero aún nos queda mucho recorrido por delante para regresar a Torrestío, en un terreno inhóspito y poco favorable, un karst agreste con multitud de obstáculos.
Una larga travesía que nos conducirá al Lago Calabazosa, del mayor del complejo lacustre de Saliencia.
Además de Reserva de la Biosfera, Somiedo es uno de los Parques Naturales mejor conservados de Asturias.
Además de su incuestionable patrimonio natural, Somiedo goza de un valioso patrimonio etnográfico del que destacan las "Cabanas de teito", construcciones tradicionales que debieron ser muy parecidas a las de los primitivos castros prerromanos de estas tierras.
Tras cruzar los Lagos de Saliencia subimos al Alto de la Farrapona, desde donde desciende una pista que nos lleva de regreso a Torrestío.
Con una primavera tan exultante como la de este año no era de extrañar que en una zona tan rica como ésta, comenzáramos a detectar plantas y flores llamativas y curiosas, como este Salsifí tan hermoso, Tragopogon castellanus, una compuesta poco abundante, cuya distribución geográfica es muy aleatoria y muy dispersa.
Tragopogon castellanus. |
Gentiana verna. |
Dactylorhiza sambucina. |
Flor del Viento (Pulsatilla alpina apiifolia). |
Alberto no pierde detalle y logra capturar con su cámara fotográfica toda criatura viviente, como esta hermosa Mariposa Macaón (Papilio machaon), una de las mariposas diurnas más espectaculares de nuestra fauna.
Mariposa Macaón (Papilio machaon). Foto: Alberto Navas. |
Rana Bermeja (Rana temporaria). Foto: Alberto Navas. |
Collalba Gris (Oenanthe oenanthe). Foto: Alberto Navas. |
El registro sedimentario del Devónico dejó en la Cordillera Cantábrica numerosos episodios arrecifales con abundantes corales que afloran a la superficie.
Por fin aparece el macizo de la Peña Orniz en el horizonte, todavía con abundantes neveros en sus faldas.
Hemos tenido que cruzar varios de estos neveros, algunos de los cuales conservan todavía espesores de más de dos metros.
En las faldas de la Peña Orniz se divisa por fin la inconfundible silueta del Macizo de las Ubiñas.
Alcanzamos la cumbre de la Peña Orniz poco antes de la hora de comer. Estamos en el límite entre las dos provincias, entre León y Asturias, compartiendo una montaña que podría catalogarse como la más alta del Parque Natural de Somiedo.
Al fondo en el horizonte, en los confines de la cordillera, logramos divisar el macizo de los Picos de Europa.
Comemos en el collado que separa la Peña Orniz de la vecina Torre Orniz, que trataremos de coronar tan pronto como repongamos fuerzas.
El suelo está repleto de corales rugosos ramificados. Esta montaña debió ser en otros tiempos un impresionante arrecife coralino en medio de un mar cálido y tropical.
La Adonis de los Pirineos (Adonis pyrenaica) es una flor bastante rara que tiene aquí una de sus poblaciones más importantes de Europa. Aparece en los canchales calcáreos de determinadas montañas de la Cordillera Cantábrica, Pirineos y Alpes. A pesar de su nombre, no es una especie especialmente abundante en los Pirineos, y tampoco lo es en los Alpes, cuya población está muy localizada.
Adonis pyrenaica. |
Iberis tenoreana. |
Androsace villosa. Foto: Alberto Navas. |
Tomillo Rastrero (Thymus praecox britanicus). |
Algunos pasos están lo suficientemente expuestos como para tomarnos la travesía con mucha calma y prestando atención en donde ponemos las manos y los pies.
Poco a poco nos habituamos al vacío y alcanzamos con éxito la cumbre de la Torre Orniz.
La cumbre es tan reducida que apenas entramos los cinco.
Javier vino con la obligación de no "exponerse" demasiado y ahí está, explorando un posible destrepe para descender por la vertiente de Somiedo.
Pero aún nos queda mucho recorrido por delante para regresar a Torrestío, en un terreno inhóspito y poco favorable, un karst agreste con multitud de obstáculos.
Una larga travesía que nos conducirá al Lago Calabazosa, del mayor del complejo lacustre de Saliencia.
Además de Reserva de la Biosfera, Somiedo es uno de los Parques Naturales mejor conservados de Asturias.
Además de su incuestionable patrimonio natural, Somiedo goza de un valioso patrimonio etnográfico del que destacan las "Cabanas de teito", construcciones tradicionales que debieron ser muy parecidas a las de los primitivos castros prerromanos de estas tierras.
Tras cruzar los Lagos de Saliencia subimos al Alto de la Farrapona, desde donde desciende una pista que nos lleva de regreso a Torrestío.
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