Visible desde la capital, la maciza pareja de las Cabezas de Hierro constituye el principal obstáculo de la Cuerda Larga, la mítica ruta de los madrileños. Con 2.381 m. y 2.374 m. de altitud respectivamente, son las mayores cumbres de la Sierra de Guadarrama, si excluimos el Macizo de Peñalara.
Esta ascensión estaba programada para el mes de abril, pero hubo que suspenderla por la nieve y por las pésimas condiciones meteorológicas. Hoy lo volvemos a intentar con un tiempo que, según parece, no va a ser todo lo agradable que cabríamos esperar de un mes de junio. Pero al mal tiempo hay que ponerle buena cara y, quién sabe, quizás el día acabe por "abrir" en algún momento.
Nos acompañan Sheila y Miriam, que vienen de Valladolid, y Javier, Amor y Herminia, que vienen de Madrid. Ricardo (San Lorenzo de El Escorial) viene asumiendo las funciones de Guía de Montaña en prácticas.
Partimos del Puerto de Cotos rumbo al Circo de las Cerradillas. Las intensas lluvias acompañadas del deshielo primaveral favorecen que arroyos y ríos se precipiten por las laderas con su máximo caudal posible.
Para llegar al Circo de las Cerradillas hay que atravesar uno de los pinares más densos y añejos de la Sierra de Guadarrama: El Pinar de los Belgas. Debe su nombre a la Sociedad Belga de El Paular, empresa encargada de su explotación maderera, adquirida en el año 1837.
Esta actividad representa un claro ejemplo de explotación maderera sostenible, no hay más que ver los grandes pinos que mantienen intacto todo su esplendor. Cabe preguntarse qué hubiera ocurrido si estos pinares hubieran estado "en manos" de los españoles, quizás hubieran corrido la misma suerte que otras grandes masas boscosas guadarrámicas, hoy tristemente desaparecidas.
Sirva como ejemplo de su magnífico estado de conservación la presencia de importantes elementos botánicos, algunos de ellos raros y escasos, como la Fritilaria (Fritillaria lusitanica), una de las flores más hermosas que pueden verse en las montañas ibéricas.
Los arroyos bajan tan cargados de agua que tenemos que improvisar pasos más asequibles para facilitar el itinerario a nuestros acompañantes.
Poco a poco vamos ganando altitud y el bosque desaparece para dar paso al matorral y a los pastos subalpinos. Nos encontramos ya en el Circo de las Cerradillas.
Al norte se divisa el Macizo de Peñalara, todavía cubierto por importantes neveros.
Los neveros se mantienen todavía en altitudes superiores a los 2.000 m. Pero la nieve está lo suficientemente blanda como para facilitar la progresión.
Ricardo se adelanta con Javier, Miriam y Sheila para coronar la cumbre de la Cabeza Mayor, mientras yo me quedo con Amor y Herminia, cuyo ritmo de progresión es más lento.
Nos reunimos en el collado "entrecabezas" para comer y disfrutar del imponente paisaje.
En estas cotas vive un curioso animal perfectamente adaptado a la altitud, llamado Neverón o Topillo Nival (Chionomys nivalis). Su aspecto parecido al de una gran rata no gusta nada a los montañeros que tiene la suerte de verle. Sólo Javier pudo verle mientras subía a la Cabeza de Hierro Menor.
Las Cabras Montesas (Capra pyrenaica victoriae) se dejaron ver cerca del Ventisquero de La Condesa. Por estas fechas, los grandes rebaños de machos suben a las cotas más altas, mientras que las hembras y sus crías se quedan en los valles más cálidos.
La población actual de la Cabra Montés en la Sierra de Guadarrama goza de una excelente salud, favorecida en gran medida por la ausencia de grandes depredadores como el lobo. No obstante, todavía dista mucho de la "superpoblación" que determinados colectivos como el cinegético se empeñan en difundir sobre la opinión pública.
El Colirrojo Tizón (Phoenicurus ochruros), la Collalba Gris (Oenanthe oenanthe) y al Acentor Alpino (Prunella collaris) son habituales en estas montañas, lo mismo que el Buitre Negro (Aegypius monachus) y el Buitre Leonado (Gyps fulvus). Pero esta pequeña criatura, el "Escarabajo Pipa" (Iberodorcadion perezi), es una de las joyas de la fauna guadarrámica. Se trata de un endemismo de esta sierra, descubierto por el maestro Graells.
La "Bola del Mundo" es en realidad el Cerro de las Guarramillas, una de las cumbres más conocidas de la sierra. Desde sus 2.246 m. de altitud parte un sendero que discurre a lo largo de la Loma del Noruego, llevándonos de nuevo al Puerto de Cotos.
Partimos del Puerto de Cotos rumbo al Circo de las Cerradillas. Las intensas lluvias acompañadas del deshielo primaveral favorecen que arroyos y ríos se precipiten por las laderas con su máximo caudal posible.
Para llegar al Circo de las Cerradillas hay que atravesar uno de los pinares más densos y añejos de la Sierra de Guadarrama: El Pinar de los Belgas. Debe su nombre a la Sociedad Belga de El Paular, empresa encargada de su explotación maderera, adquirida en el año 1837.
He aquí un "viejo del lugar", uno de los "árboles madre" de este inmenso bosque. |
Fritilaria (Fritillaria lusitanica). |
Los arroyos bajan tan cargados de agua que tenemos que improvisar pasos más asequibles para facilitar el itinerario a nuestros acompañantes.
Poco a poco vamos ganando altitud y el bosque desaparece para dar paso al matorral y a los pastos subalpinos. Nos encontramos ya en el Circo de las Cerradillas.
Al norte se divisa el Macizo de Peñalara, todavía cubierto por importantes neveros.
Los neveros se mantienen todavía en altitudes superiores a los 2.000 m. Pero la nieve está lo suficientemente blanda como para facilitar la progresión.
Ricardo se adelanta con Javier, Miriam y Sheila para coronar la cumbre de la Cabeza Mayor, mientras yo me quedo con Amor y Herminia, cuyo ritmo de progresión es más lento.
Nos reunimos en el collado "entrecabezas" para comer y disfrutar del imponente paisaje.
En estas cotas vive un curioso animal perfectamente adaptado a la altitud, llamado Neverón o Topillo Nival (Chionomys nivalis). Su aspecto parecido al de una gran rata no gusta nada a los montañeros que tiene la suerte de verle. Sólo Javier pudo verle mientras subía a la Cabeza de Hierro Menor.
Las Cabras Montesas (Capra pyrenaica victoriae) se dejaron ver cerca del Ventisquero de La Condesa. Por estas fechas, los grandes rebaños de machos suben a las cotas más altas, mientras que las hembras y sus crías se quedan en los valles más cálidos.
La población actual de la Cabra Montés en la Sierra de Guadarrama goza de una excelente salud, favorecida en gran medida por la ausencia de grandes depredadores como el lobo. No obstante, todavía dista mucho de la "superpoblación" que determinados colectivos como el cinegético se empeñan en difundir sobre la opinión pública.
El Colirrojo Tizón (Phoenicurus ochruros), la Collalba Gris (Oenanthe oenanthe) y al Acentor Alpino (Prunella collaris) son habituales en estas montañas, lo mismo que el Buitre Negro (Aegypius monachus) y el Buitre Leonado (Gyps fulvus). Pero esta pequeña criatura, el "Escarabajo Pipa" (Iberodorcadion perezi), es una de las joyas de la fauna guadarrámica. Se trata de un endemismo de esta sierra, descubierto por el maestro Graells.
Escarabajo Pipa (Iberodorcadion perezi). |
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