miércoles, 7 de diciembre de 2016

Bosque Real de La Herrería (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Hoy conducimos a Mª Ángeles (El Escorial) y Ángela (Madrid) por el interior del Bosque de La Herrería, el viejo robledal que perteneció durante siglos a los Bosques Reales de La Corona.
Las copiosas lluvias caídas durante el otoño han hecho florecer numerosas setas, principalmente Coprinos y Macrolepiotas. De entre todas ellas, hemos localizado unas muy curiosas, con forma de nido que alberga en su interior unos "huevecillos" o lentejillas. Se trata de Crucibulum, un hongo saprófito que crece sobre restos vegetales en todo tipo de bosques.
Hongo Crucibulum sobre una rama de roble.
En este bosque dominado por el Roble Melojo o Rebollo (Quercus pyrenaica), conviven otras especies arbóreas como el Fresno (Fraxinus angustifolia), el Quejigo (Quercus faginea), el Arce de Montpellier (Acer monspessulanum) y el Castaño (Castanea sativa).
Los Castaños de La Herrería fueron plantados por los frailes del Monasterio, poco después de que Felipe II les cediera parte de la explotación del bosque. Algunos ejemplares rondan los 200 años de edad.
El otoño se muestra hoy bajo su máxima expresión: Hojarasca sobre el suelo, abundantes setas, humedad en el ambiente, espesas matas de musgos, frondosos helechos, líquenes...  
Durante nuestro particular recorrido identificamos varias especies de aves, entre ellas el Trepador Azul (Sitta europaea), el Agateador Común (Certhia brachydactyla), Herrerillo (Cyanistes caeruleus), Carbonero Común (Parus major), Pico Picapinos (Dendrocopos major), Pito Real (Picus viridis), Mirlo (Turdus merula)...
También prestamos atención a algunas de las especies vegetales más interesantes del bosque, como el liquen Lobaria scrobiculata o el helecho Polypodium vulgare, dos excelentes indicadores del grado de madurez y conservación del bosque. 
Después de recorrer uno de los rincones más bonitos y desconocidos del bosque, nos tomamos un descanso en un lugar que ofrece vistas a la dehesa escurialense. 
Buena parte del territorio que observamos en el paisaje acabó en manos privadas tras la desamortización de principios del siglo XIX, un expolio del patrimonio histórico que ha hecho que, todavía hoy, palacios y otros monumentos de elevado interés histórico estén en el interior de fincas privadas. 
A continuación visitamos la archiconocida Silla de Felipe II, aunque nosotros pusimos más interés en el enorme ejemplar de Arce de Montpellier que hay a su lado, un árbol monumental que presenta aquí una de sus principales poblaciones europeas.

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