Todos los años programamos una fecha para ascender al macizo de Peñalara, la montaña que nos aproxima al ideal estético de los paisajes alpinos. Este año hemos adelantado la fecha y nos ha coincidido con una de las últimas nevadas en las cotas altas.
Nuestro objetivo es ascender a través de la Hermana Mayor, coronar la cumbre de Peñalara y realizar la travesía del Risco de Claveles.
Nos acompañan Javier, David y Laura, tres habituales de los retos más "alpinísticos" de nuestro catálogo de actividades.
Visitamos en primer lugar el mítico Refugio Zabala, construido en 1927 para servir como base para las ascensiones a Peñalara, y que debe su nombre a uno de los socios fundadores de la Sociedad de Alpinismo de Peñalara, José Fernández Zabala, fallecido en 1923.
Acometemos la ascensión por la ladera sur de la Hermana Mayor, cumbre vecina de Peñalara, que nos ofrece vertiginosos y exigentes pasos ideales para poner a prueba la pericia de nuestros montañeros.
El deshielo de las últimas nevadas moja las rocas por las que tenemos que trepar y complica considerablemente nuestra ascensión.
En frente se eleva la impresionante Cabeza de Hierro, la montaña que coronamos hace justo una semana.
Un gran nevero en la parte alta de la Hermana Mayor nos obliga a tomar un itinerario alternativo por la roca.
Nuestra posición ahora nos permite contemplar en su totalidad el circo de Peñalara, con su complejo lagunar y las dos morrenas laterales.
Tan pronto como alcanzamos la cumbre de la Hermana Mayor y asomamos a la otra vertiente comenzamos a pisar nieve ya de continuo.
De aquí a la cumbre de Peñalara sólo queda tomárselo con calma y ascender poco a poco por el itinerario marcado.
El 14 de agosto de 1822 subió a esta cumbre el ilustre explorador y cartógrafo de la Armada Española Felipe Bauzá, para determinar por primera vez la altitud de la cumbre de Peñalara. Bauzá, que gozaba de un enorme prestigio entre la comunidad científica internacional, cartografió buena parte de las costas del Pacífico. Casi nadie le recuerda hoy en día en España; el único monumento que recuerda su enorme figura como explorador está situado en las antípodas, en una recóndita isla de Nueva Zelanda.
Nada más llegar a la cumbre, situada a 2.429 m. de altitud, se nos presentan condiciones puramente invernales. Nos preocupan las condiciones en las que se encontrará el risco de Claveles, una travesía que exige extremar las precauciones, más si cabe con las rocas cubiertas por una capa de nieve helada.
Visitamos en primer lugar el mítico Refugio Zabala, construido en 1927 para servir como base para las ascensiones a Peñalara, y que debe su nombre a uno de los socios fundadores de la Sociedad de Alpinismo de Peñalara, José Fernández Zabala, fallecido en 1923.
Acometemos la ascensión por la ladera sur de la Hermana Mayor, cumbre vecina de Peñalara, que nos ofrece vertiginosos y exigentes pasos ideales para poner a prueba la pericia de nuestros montañeros.
En frente se eleva la impresionante Cabeza de Hierro, la montaña que coronamos hace justo una semana.
Un gran nevero en la parte alta de la Hermana Mayor nos obliga a tomar un itinerario alternativo por la roca.
Nuestra posición ahora nos permite contemplar en su totalidad el circo de Peñalara, con su complejo lagunar y las dos morrenas laterales.
El 14 de agosto de 1822 subió a esta cumbre el ilustre explorador y cartógrafo de la Armada Española Felipe Bauzá, para determinar por primera vez la altitud de la cumbre de Peñalara. Bauzá, que gozaba de un enorme prestigio entre la comunidad científica internacional, cartografió buena parte de las costas del Pacífico. Casi nadie le recuerda hoy en día en España; el único monumento que recuerda su enorme figura como explorador está situado en las antípodas, en una recóndita isla de Nueva Zelanda.
Nada más llegar a la cumbre, situada a 2.429 m. de altitud, se nos presentan condiciones puramente invernales. Nos preocupan las condiciones en las que se encontrará el risco de Claveles, una travesía que exige extremar las precauciones, más si cabe con las rocas cubiertas por una capa de nieve helada.
El relieve del macizo de Peñalara es en su mayor parte suave, pero se quiebra abruptamente en el Risco de Los Claveles.
Durante la travesía de Claveles tuvimos que extremar todas las precauciones.
No vamos a negar que las pasamos "canutas" para superar algunos tramos.
En la vertiente norte, la nieve acumulada dificulta enormemente el avance.
Finalmente logramos cruzar el risco y pusimos rumbo a la Laguna de los Pájaros.
La Laguna de los Pájaros probablemente sea el paisaje más alpino de la Sierra de Guadarrama. Aquí fue donde, en 1843, Mariano de la Paz Graells descubrió un coleóptero que despertó el interés de entomólogos de toda Europa, convirtiendo a este lugar en uno de los grandes destinos de los grandes naturalistas del siglo XIX.
Caminando por las hoyas glaciares de Peñalara comprobamos la existencia de numerosas turberas. A simple vista no parecen nada extraordinario, pero estos pequeños ecosistemas guardan en su interior un gran secreto: La existencia de plantas carnívoras. Se trata de unas plantas muy sofisticadas que se las han ingeniado para obtener nitrógeno mediante la ingestión de pequeños insectos.
Con respecto a la fauna terrestre, apenas vimos dos Cabras Montesas de esa "superpoblación" de la que tanto hablan las autoridades del reciente Parque Nacional.
Drosera rotundifolia. |
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