Hemos reservado el último fin de semana del año 2018 para realizar una expedición ecoturística por el entorno de los Picos de Europa.
En un principio iba a ser un fin de semana de Snowshoeing, pero a falta de nieve nos conformamos con las excelentes condiciones anticiclónicas con las que se despide el año.
Se han incorporado a la expedición Miriam, procedente de Valladolid; Noelia & Alberto, de Madrid, y nuestro fiel compañero de aventuras montañeras Fabián.
Para la primera jornada nos hemos propuesto un reto importante: Realizar la Travesía de los Picos de Friero o Peñas de Cifuentes, es decir, adentrarnos de lleno en el Macizo Central de los Picos de Europa. Se trata de bordear el macizo formado por la Torre del Hoyo Chico, la Torre del Hoyo de Liordes y la Torre Salinas, cruzando por la Collada de La Chavida, junto a la Torre de Friero.
Somos conscientes de las dificultades a las que nos enfrentamos, porque aunque no hay mucha nieve, buena parte de la travesía discurre por laderas expuestas al norte y los neveros estarán lo suficientemente helados como para impedirnos el avance.
Para Miriam, Noelia y Alberto la aventura de hoy supone un "bautismo" con mayúsculas a la majestuosidad de los Picos de Europa, lugar donde se concentran los mayores desniveles de la Península Ibérica.
Somos conscientes de las dificultades a las que nos enfrentamos, porque aunque no hay mucha nieve, buena parte de la travesía discurre por laderas expuestas al norte y los neveros estarán lo suficientemente helados como para impedirnos el avance.
Tras la vertiginosa ascensión por el Sedo de Pedabejo nos adentramos en el macizo cruzando la Collada de Remoña. A partir de este punto, toca lo más difícil de la travesía: Abrir huella para facilitar el avance del grupo.
A pesar de las dificultades de la travesía, hemos podido disfrutar de la presencia de los Rebecos (Rupicapra rupicapra), ataviados ya con su pelaje de invierno.
Fabián, que se está sacando la titulación de Guía de Montaña, pone en práctica sus conocimientos y habilidades, echando una mano en los pasos más complicados de la travesía.
A pesar de las dificultades que nos vamos encontrando, poco a poco avanzamos en la travesía sorteando en la medida de nuestras posibilidades los abundantes neveros presentes en la zona.
Para evitarlos, no dudamos en someter al grupo a diferentes trepadas por la roca, algunas de ellas bastante complicadas y expuestas.
Rebeco (Rupicapra rupicapra) fotografiado por Miriam durante la travesía. |
A pesar de las dificultades que nos vamos encontrando, poco a poco avanzamos en la travesía sorteando en la medida de nuestras posibilidades los abundantes neveros presentes en la zona.
Para evitarlos, no dudamos en someter al grupo a diferentes trepadas por la roca, algunas de ellas bastante complicadas y expuestas.
Noelia y Alberto realizaron nuestro Curso de Iniciación al Montañismo, de modo que están poniendo en práctica sus nuevas habilidades, en el mejor de los escenarios posibles.
A Miriam le está costando más adaptarse a la permanente sensación de vacío de los Picos de Europa, pero está solventando los pasos más difíciles con mucha seguridad.
Cuando no nos encontramos con un nevero helado, nos topamos con una pared. Así son los Picos de Europa, unas montañas que hay que conocer muy bien para no "caer" en sus trampas.
Por fin, después de casi cuatro horas de difícil travesía, alcanzamos la Canal de La Chavida. Frente a nosotros, una de las panorámicas más espectaculares de los Picos de Europa.
Tenemos delante la impresionante mole de la Torre Palanca, una de nuestras "cumbres" de los Picos de Europa.
Justo debajo de ella, el refugio de Collado Jermoso, encaramado en la Torre Jermosa, junto al impresionante tajo del Argayo Congosto.
Ya más relajados, y con los rayos del sol calentándonos, nos disponemos a realizar una parada para reponer fuerzas.
Aun nos queda afrontar la subida a la collada de La Chavida, que está a punto de quedar en sombra y son muchos los neveros que la cubren.
Aun nos queda afrontar la subida a la collada de La Chavida, que está a punto de quedar en sombra y son muchos los neveros que la cubren.
En esta zona son también frecuentes las simas, algunas de ellas muy profundas, por lo que debemos extremar al máximo las precauciones y no dejarnos llevar por la prisa.
Tan pronto como cruzamos la Chavida y comenzamos a descender por la ladera sur, el panorama cambió radicalmente. El sol ha calentado lo suficiente los neveros y éstos han dejado de ser una amenaza.
Ahora hay que poner en práctica el descenso por los canchales de Picos, auténticos ríos de piedra.
A las seis de la tarde el sol se pone por el horizonte y nos dejará sumidos en la oscuridad hasta que alcancemos el punto exacto donde dejamos el coche, cerca del Puerto de Pandetrave.
Afortunadamente hemos dejado atrás los peligros y con la ayuda de los frontales cruzaremos la ladera sur hasta el Caben de Remoña.
Durante la travesía de regreso localizamos numerosos excrementos de Ciervos, y algunos de Lobo Ibérico.
Ahora hay que poner en práctica el descenso por los canchales de Picos, auténticos ríos de piedra.
A las seis de la tarde el sol se pone por el horizonte y nos dejará sumidos en la oscuridad hasta que alcancemos el punto exacto donde dejamos el coche, cerca del Puerto de Pandetrave.
Afortunadamente hemos dejado atrás los peligros y con la ayuda de los frontales cruzaremos la ladera sur hasta el Caben de Remoña.
Durante la travesía de regreso localizamos numerosos excrementos de Ciervos, y algunos de Lobo Ibérico.
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