Hoy viajamos hacia la comarca de La Moraña, al norte de la provincia de Ávila, para darle la bienvenida a nuestras amigas europeas las Grullas, mientras recorremos el entorno de las Lagunas de El Oso.
Nos acompañan Teresa (Madrid) y Jorge (El Escorial), con quienes primero visitamos el Centro de las Lagunas de La Moraña, inaugurado en mayo de este mismo año.
Realizamos un recorrido guiado por todo el centro, un amplio espacio de interpretación dotado de diversas salas de audiovisuales, paneles explicativos temáticos, etc.
Tras la visita al centro, iniciamos la ruta ornitológica en torno a las lagunas de El Oso, un paisaje agrícola y estepario que cuenta con pequeñas lagunas y salobrales a donde acude una interesante representación de aves acuáticas y esteparias.
Merodeando por los alrededores de la laguna, detectamos la presencia de un Aguilucho Lagunero (Circus aeruginosus).
Sobre las cajas nido, sorprendemos a una pareja de Grajillas (Corvus monedula).
La ruta pasa por dos observatorios desde donde se puede observar a las aves sin causarles molestia alguna. Instalamos nuestros equipos ópticos en el primer observatorio y esto es lo que vemos.
Unos doscientos Gansos Comunes (Anser anser) realizan tareas de aseo personal en las proximidades de la laguna.
Pequeños grupos de Grullas (Grus grus) permanecen apartados de la laguna, a una cierta distancia del grupo de los gansos.
De vez en cuando aparecen por el cielo algunos bandos de grullas, que realizan varios vuelos de reconocimiento alrededor de las lagunas.
Junto con los gansos, vemos algunas Avefrías (Vanellus vanellus) buscando pequeños invertebrados terrestres en las praderas próximas a las lagunas.
Además de las grullas, los gansos y las avefrías, vemos varios Ánades Azulones (Anas platyrhynchos), algunos Silbones (Anas penelope) y Agachadizas (Gallinago gallinago).
Jorge ha logrado captar con su potente cámara a este Milano Real (Milvus milvus) cazando en una de las fincas agrícolas que hay cerca de las lagunas.
Tras una breve estancia en el observatorio, continuamos con la ruta.
Mientras caminamos por los campos, no perdemos detalle y detectamos algunos grupos de grullas que buscan alimento en el suelo: Semillas de cereales, bulbos, legumbres, lombrices...
Vemos de vez en cuando otros bandos de grullas que se aproximan desde el horizonte.
Sobre un terreno sembrado reconocemos estas grandes huellas, que pertenecen sin duda a las hermosas grullas.
Pero el momento más especial de esta jornada está todavía por llegar. Recientemente han llegado varios cientos de grullas procedentes de sus lejanos territorios de cría, al norte de Europa. Al anochecer, todas ellas se dan cita en torno a las lagunas, pudiendo juntarse varios centenares de ellas.
Buscamos un emplazamiento adecuado para disfrutar de este gran momento.
Efectivamente, nada más producirse el ocaso, contemplamos la llegada de numerosos bandos de grullas.
Es un espectáculo breve pero intenso, uno de esos momentos en los que uno se siente partícipe de esta aventura que es la vida.
Nos acompañan Teresa (Madrid) y Jorge (El Escorial), con quienes primero visitamos el Centro de las Lagunas de La Moraña, inaugurado en mayo de este mismo año.
Tras la visita al centro, iniciamos la ruta ornitológica en torno a las lagunas de El Oso, un paisaje agrícola y estepario que cuenta con pequeñas lagunas y salobrales a donde acude una interesante representación de aves acuáticas y esteparias.
Merodeando por los alrededores de la laguna, detectamos la presencia de un Aguilucho Lagunero (Circus aeruginosus).
Aguilucho Lagunero. |
Grajillas. (Foto: Jorge G. Marcos). |
Pequeños grupos de Grullas (Grus grus) permanecen apartados de la laguna, a una cierta distancia del grupo de los gansos.
De vez en cuando aparecen por el cielo algunos bandos de grullas, que realizan varios vuelos de reconocimiento alrededor de las lagunas.
Grullas. Foto: Jorge G. Marcos. |
Avefría. |
Jorge ha logrado captar con su potente cámara a este Milano Real (Milvus milvus) cazando en una de las fincas agrícolas que hay cerca de las lagunas.
Milano Real. Foto: Jorge G. Marcos. |
Mientras caminamos por los campos, no perdemos detalle y detectamos algunos grupos de grullas que buscan alimento en el suelo: Semillas de cereales, bulbos, legumbres, lombrices...
Vemos de vez en cuando otros bandos de grullas que se aproximan desde el horizonte.
Sobre un terreno sembrado reconocemos estas grandes huellas, que pertenecen sin duda a las hermosas grullas.
Pero el momento más especial de esta jornada está todavía por llegar. Recientemente han llegado varios cientos de grullas procedentes de sus lejanos territorios de cría, al norte de Europa. Al anochecer, todas ellas se dan cita en torno a las lagunas, pudiendo juntarse varios centenares de ellas.
Buscamos un emplazamiento adecuado para disfrutar de este gran momento.
Efectivamente, nada más producirse el ocaso, contemplamos la llegada de numerosos bandos de grullas.
Es un espectáculo breve pero intenso, uno de esos momentos en los que uno se siente partícipe de esta aventura que es la vida.
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