Hoy visitamos el Castañar de El Tiemblo, bosque milenario alojado en uno de los enclaves más especiales de la Sierra de Gredos (Ávila): El Valle de Iruelas.
En apenas dos kilómetros cuadrados se concentra una masa forestal madura que cuenta con grandes colosos entre Castaños, Robles y Pinos, muchos de ellos centenarios.
Solo en otoño, este reducido espacio natural tiene que soportar la llegada incontrolada de miles de visitantes, autobuses enteros que descargan cientos de personas que "invaden" el bosque convirtiéndolo en un merendero y en un parque temático.
A uno le cuesta entender cómo es posible que se permita semejante agresión a un Espacio Natural tan valioso y delicado como este.
Setas y castañas toman protagonismo en el suelo, mientras arriba en las copas de los árboles las hojas comienzan a teñirse de tonos dorados y ocres.
Coprinos en la base del tronco de un viejo castaño. |
Lycoperdon perlatum. |
Es muy importante que se establezca ya una adecuada gestión del bosque para evitar el deterioro progresivo del que ya somos conscientes.
Este es uno de los "viejos" del lugar. Algunos de estos troncos portan importantes especies de musgos y líquenes, algunas de ellas en peligro de extinción.
Existen en el castañar algunos rincones mágicos, como este refugio que permanece bien conservado.
Aprovechamos la ocasión para cobijarnos de la lluvia y el frío, momento ideal para improvisar una lumbre y calentar un puñado de castañas.
Uno de los momentos más especiales de la excursión es degustar el sabor de las castañas recién caídas.
Después de comer dejó de llover y continuamos la ruta para regresar de nuevo al estacionamiento.
Es un bosque maravilloso que no tiene nada que envidiar a otros míticos bosques del Sistema Central, como el Hayedo de Montejo de la Sierra. Quizás con un control de visitas como el que se hace en el Hayedo de Montejo se consiga la protección que precisa un lugar tan especial como este.
No hay comentarios:
Publicar un comentario