sábado, 1 de septiembre de 2018

Alta Ruta de los Pinares de Valsaín (Sierra de Guadarrama, Madrid).

Hoy estrenamos una ruta recién incorporada a nuestro Catálogo de Rutas Ibéricas, la Alta Ruta de los Pinares de Valsaín, un recorrido circular por el interior del mayor pinar autóctono de Pinus sylvestris de España.
Nos acompañan Conchi, Mayte, Fabián y Jorge. Iniciamos la ruta en el Puerto de Cotos, tomando el sendero señalizado que asciende por la ladera en dirección a la Peña Citores.
A medida que ascendemos por la montaña contemplamos el Pinar de Valsaín, la inmensa "mancha verde" del Sistema Central, perfectamente visible y reconocible desde el espacio. 
Estamos ante uno de los pinares de Pino Silvestre más hermosos y mejor conservados de la Península Ibérica. En ningún otro lugar el Pino Albar o Pino de Valsaín tiene la calidad que adquiere en estos montes.
En el collado Citores localizamos un interesante endemismo botánico, la Beleza (Senecio pyrenaicus sbsp. carpetanus), presente únicamente en las zonas altas de la Sierra de Guadarrama y Somosierra, casi siempre en áreas donde los neveros permanecen largo tiempo. 
Beleza (Senecio pyrenaicus sbsp. carpetanus).
Sobre una de estas plantas, reconocimos el inconfundible sonido de las Chicharras de Montaña (Lluciapomaresius stalii), criatura descrita por Ignacio Bolívar, discípulo de Graells y uno de los grandes entomólogos de la historia (y además, español).
Chicharra de Montaña (Lluciapomaresius stalii). 
Cerca de la cumbre de la Peña Citores se conservan los primeros restos de los asentamientos militares del Batallón Alpino. Aprovechando que tenemos entre nosotros a un gran historiador, le pedimos a Fabián Núñez que nos explicara el origen del Batallón Alpino y el motivo de la presencia aquí de sus asentamientos más estratégicos. 
Multitud de Buitres Leonados y algún Buitre Negro vuelan sobre nosotros, momento para recordar que el 94 % de los Buitres Leonados de Europa residen en España, y que el 98 % de los Buitres Negros europeos son también "españoles".
Ponemos rumbo a las Trincheras del Batallón Alpino de la Peña Citores. Las tropas nacionales persiguieron el control de esta montaña, de modo que el Batallón Alpino se estableció aquí de forma permanente, sujeto a posibles escaramuzas y a las inclemencias del crudo invierno.
La peor pesadilla de aquellos hombres fue hacer frente a la nieve, a las ventiscas y a las bajísimas temperaturas durante los inviernos. Muchos de ellos eran experimentados montañeros y alpinistas, miembros del Club Alpino Español y de la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara. 
Otros eran grandes esquiadores, como el campeón nacional Manuel Pina, fusilado como tantos otros al finalizar la guerra.
Entre las fisuras de las rocas crece Cryptogramma crispa, un curioso helecho alpino que solo aparece en las cumbres más elevadas de los principales sistemas montañosos de España: Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Central y Sierra Nevada.
Cryptogramma crispa.
Tras visitar las trincheras, nos dirigimos a los riscos de Majalgrillo, donde se ubica uno magnífico refugio de montaña desde donde se disfrutan las mejores panorámicas del Monte de Valsaín. 
Es el momento que aprovechamos para comer y para descansar antes de acometer la bajada hacia el pinar. 
La inmensa "mancha verde" de los Pinares de Valsaín se extiende más allá de donde alcanza nuestra vista.
Que en la actualidad podamos disfrutar de este bosque de pinos es todo un privilegio, y casi un milagro, después de las vicisitudes por las que ha tenido que pasar a lo largo de la historia.
Sin la intervención de Carlos III, probablemente hoy no existiría este bosque. El monarca compró los Montes de Valsaín en un momento en el que la voracidad humana hacia los bosque era terrible. 
En el año 1874 re realizaron los primeros estudios de ordenación del monte, con un interés especial en buscar un equilibrio entre rendimiento y conservación. El número de árboles talados nunca ha sido superior a las posibilidades de regeneración del propio pinar.
En tiempos de la Segunda República, los Montes de Valsaín pasaron a ser Patrimonio de la República, después a Patrimonio Nacional, luego al ICONA, y finalmente a Parques Nacionales, su actual gestor. 
A lo largo de sus 10.688 Has, el pinar compagina el aprovechamiento sostenible de una de las maderas más valoradas del mundo con una riqueza natural extraordinaria.

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