La Cordillera Cantábrica, ese mosaico de valles encajados entre grandes montañas y picos que se elevan junto a la costa del mar Cantábrico, esas montañas que albergan a los últimos osos pardos de España, ese enorme Espacio Natural que aglutina al mayor número de reservas de la biosfera del mundo, es, como no podría ser de otra manera, nuestro segundo hogar.
Nos acompañan en esta ocasión Esther, procedente de Lugo, y Óscar, que viene de León. Las perspectivas son buenas, el buen tiempo nos acompaña y tenemos constancia de la presencia de osos por nuestra zona.
Para los rastreos y seguimiento contamos con la inestimable ayuda de dos excelentes guías locales: Senén (Salentinos) y Gerar (Colinas del Campo de Martín Moro).
La primera de las esperas apenas duró media hora hasta que apareció el primer avistamiento: Una joven osa cuya edad rondaría los 5 años.
Estaba bastante delgada, pero era muy ágil, no paraba de moverse de un lado para otro.
Nuestra posición de espera se encuentra a más de un kilómetro de distancia, de modo que la pequeña osa no tuvo conocimiento alguno de nuestra presencia al otro lado del valle.
Trepaba y destrepaba por la zona con mucho afán, deteniéndose de vez en cuando para remover rocas y levantarlas en busca de larvas, colmenas u otros insectos.
En ocasiones se perdía entre los matorrales y nos costaba bastante volver a encontrarla. No obstante, estuvimos disfrutando de ella durante buena parte de la tarde.
Por un momento quedó recostada sobre una roca, hasta que se levantó bruscamente huyendo del lugar, seguramente por la picadura de alguna avista o algo similar.
Óscar y Esther han vivido intensamente este momento, por ser la primera vez que ven a un Oso Pardo en estado salvaje.
Para los rastreos y seguimiento contamos con la inestimable ayuda de dos excelentes guías locales: Senén (Salentinos) y Gerar (Colinas del Campo de Martín Moro).
La primera de las esperas apenas duró media hora hasta que apareció el primer avistamiento: Una joven osa cuya edad rondaría los 5 años.
Estaba bastante delgada, pero era muy ágil, no paraba de moverse de un lado para otro.
Nuestra posición de espera se encuentra a más de un kilómetro de distancia, de modo que la pequeña osa no tuvo conocimiento alguno de nuestra presencia al otro lado del valle.
Trepaba y destrepaba por la zona con mucho afán, deteniéndose de vez en cuando para remover rocas y levantarlas en busca de larvas, colmenas u otros insectos.
En ocasiones se perdía entre los matorrales y nos costaba bastante volver a encontrarla. No obstante, estuvimos disfrutando de ella durante buena parte de la tarde.
Por un momento quedó recostada sobre una roca, hasta que se levantó bruscamente huyendo del lugar, seguramente por la picadura de alguna avista o algo similar.
Óscar y Esther han vivido intensamente este momento, por ser la primera vez que ven a un Oso Pardo en estado salvaje.
La primera jornada también estuvo dedicada al rastreo de indicios del Oso Pardo. Cuando un oso pasea por una zona no suele pasar desapercibido, y deja toda una serie de rastros y señales que delatan su presencia.
También los excrementos son frecuentes. En esta ocasión localizamos nada menos que cinco excrementos, algunos de ellos bastante recientes.
Tulipán Silvestre (Tulipa sylvestris). |
Primavera (Primula veris). |
Tras una intensa jornada osera no hay nada mejor que reponer fuerzas al abrigo del magnífico albergue de Senén y la excelente cocina de su encantadora esposa Nati.
Nos desplazamos hacia aquel lugar con todo nuestro equipamiento esperando localizar a una pareja de osos que andaban muy melosos estos días.
El acceso es complicado por la ausencia de senderos o caminos, pero siguiendo las indicaciones de Gerar, gran conocedor del terreno, pasamos por lugares muy interesantes.
Pasamos buena parte de la mañana rastreando la zona en busca de movimientos.
Y movimientos encontramos, pero no de osos precisamente...
Además de corzos y ciervos, vimos abundantes rebecos por la zona, algunos de ellos con crías recién paridas.
La espera fue larga y el lugar seleccionado por Gerar era excelente. Sólo había que esperar a que apareciera algún oso.
Allí permanecimos el resto de la jornada a la espera de resultados.
Para entretener las esperas paseamos por la zona y en una turbera localizamos a este ejemplar juvenil de Tritón Jaspeado (Triturus marmoratus).
Tritón Jaspeado juvenil (Triturus marmoratus). |
Fritilaria o Tablero de Damas (Fritillaria pyrenaica). |
En cualquier caso, la expedición se ha dado muy bien, no sólo por la presencia de la osina que vimos ayer, sino también por los especiales momentos que vivimos con Senén y Gerar recorriendo parajes cantábricos tan maravillosos como estos.
Estas son las mejores secuencias de la osina que pudo captar Óscar con su equipo.
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