Nos encontramos en la época más favorable para el Ecoturismo del Buitre Negro, una de nuestras expediciones faunísticas más especiales.
Es importante señalar que este tipo de actividad requiere de un minucioso estudio previo, necesario para determinar la localización de los nidos y la ubicación exacta de nuestro observatorio, a una distancia prudencial que evite cualquier tipo de interacción negativa con las aves. La utilización de potentes telescopios terrestres es, por tanto, fundamental.
Nido de Buitre Negro fotografiado mediante la técnica del "digiscoping".
Es prioridad absoluta que nuestra posición de observación se encuentre lo suficientemente alejada de los nidos como para que los buitres apenas sean conscientes de nuestra presencia. Por eso, es necesario rastrear bien el terreno y comprobar las distintas posiciones de observación antes de acudir a la zona con clientes.
Este año hemos podido constatar en nuestra zona de rastreo un fenómeno poco habitual en el comportamiento de los Buitres Leonados: La ocupación de nidos construidos por los Buitres Negros.
Buitres Leonados "parasitando" un nido de Buitre Negro.
Como bien sabemos, los Buitres Leonados (Gyps fulvus) son aves rupícolas, es decir, construyen sus nidos en roquedos bien aislados e inaccesibles. Sin embargo, cuando la disponibilidad de estos roquedos escasea, los Buitres Leonados se ven casi obligados a "parasitar" los nidos de otras aves.
Se han visto a Buitres Leonados ocupando nidos del Águila Real (Aquila crysaetos), de la Cigüeña Negra (Ciconia nigra) y del Buitre Negro (Aegypius monachus). El nido de Buitre Negro que normalmente visitamos para ofrecer nuestra actividad, está este año "ocupado" por el Buitre Leonado. Este fenómeno ha sido observado en la Sierra de Hornachuelos (Córdoba), en la Sierra de Lagunilla (Salamanca), en Monfragüe (Cáceres) y en la Sierra Oeste (Madrid). En la Sierra de Gredos (Ávila), que es donde nosotros desarrollamos esta actividad, hemos podido constatar la "usurpación" de, al menos, tres nidos de Buitre Negro. En este vídeo de la SEOBirdLife podemos ver el encuentro de un Buitre Leonado en un nido de Buitre Negro, con un pollo subadulto que parece pedirle comida al Buitre Leonado. No deja de ser curioso este comportamiento. A veces, estas visitas no son bien recibidas... Parece que este fenómeno de usurpación de nidos por parte de los Leonados tiende a aumentar, habrá que estudiar por qué.
Hoy nos acompañan Zulima, Francisca y su nieto Roque, un muchacho de 8 años de edad que apunta maneras para ser un buen naturalista en el futuro.
Nos dirigimos a un emplazamiento próximo a un nido de Buitre Negro ocupado, como debe ser, por una pareja de buitres negros.
Durante nuestra estancia en el observatorio natural, vimos a un progenitor que se esforzaba en dar sombra al polluelo, cuya edad rondará las seis semanas.
Al cabo de una hora, apareció su pareja. Fuimos testigos del intercambio, que apenas duró unos instantes. Poco después, el recién llegado proporcionó alimento al pollo. Tuvimos una enorme suerte de ser testigos de un momento tan especial como este.
Roque tomó buena nota de todo lo observado hoy. Se siente privilegiado por vivir una experiencia tan intensa como esta, con la Naturaleza como principal protagonista.
El Ecoturismo es "seducción ambiental". Estamos seguros de que, después de esta experiencia, Roque crecerá sensibilizado y comprometido con la conservación de nuestra fauna ibérica. Es infinitamente mejor que vea a los animales en su entorno natural, a que los vea encerrados en jaulas en algún zoológico. Ese es nuestro objetivo.
Hoy recorreremos el corazón de La Pedriza del Manzanares, capricho geológico de la Sierra de Guadarrama, con la intención de alcanzar la cumbre del coloso Yelmo, emblemática montaña de la sierra madrileña.
Nos acompañan Conchi (Mataelpino), David (Villaviciosa de Odón), Javier (Madrid), Carmen y Pedro (San Lorenzo de El Escorial).
Ninguno de ellos conoce los secretos de este impresionante macizo granítico, el mayor de Europa, cuyas formaciones geológicas ponen a prueba la resistencia y habilidad de quienes se atrevan a surcarlo.
Aunque hay trazadas varias rutas por su interior, es muy importante guiarse de las indicaciones para no desviarse en ningún momento, pues es muy fácil perderse por aquí y no encontrar salida.
El sol que nos acompaña anima a las Lagartijas Carpetanas (Iberolacerta cyreni) a exponerse en las rocas.
Nuestra ruta discurre por el interior de la Pedriza Anterior, siendo el Yelmo (1.719 m.) su punto culminante. Mientras subimos hacia las praderas del Yelmo observamos con detenimiento la vegetación del lugar: Encinas, algún Roble, Arce de Montpellier, Jaras, Brezos, Enebros...
Llama la atención la abundancia de Narcisos Pálidos (Narcissus triandrus sbsp. pallidulus), una de las muchas especies de la flora descritas por Graells en el siglo XIX.
A medida que vamos ganando en altitud notamos el frío viento del norte, procedente de las cumbres todavía nevadas de la Sierra de Guadarrama.
Tras casi tres horas de ascensión divisamos por fin la impresionante mole del Yelmo.
Uno de los principales atractivos de esta ruta es la ascensión al Yelmo, que entraña cierta dificultad por tratarse de una montaña que exige escalar por todas sus vertientes para alcanzar su cumbre, salvo que pasemos por el Callejón del Miedo.
Se trata de la única vía posible de ascensión sin necesidad de utilizar equipamiento de escalada.
Es un paso muy estrecho que complica bastante las maniobras de trepada. No obstante, con cuidado y realizando pequeños movimientos, es posible ascender por la estrecha fisura.
Al otro lado del Callejón del Miedo nos espera una vista espectacular del paisaje pedricero.
Tras pasar por el callejón, enseguida alcanzamos el vértice geodésico del Yelmo.
Pedro, que no ha podido acompañarnos debido a su lesión en la rodilla, incompatible con el Callejón del Miedo, nos espera abajo mientras vela por nuestras mochilas. A él le dedicamos esta ascensión.
Tras permanecer unos minutos en la cumbre deleitándonos con las asombrosas panorámicas, regresamos al callejón.
Allí nos reunimos de nuevo con Pedro para compartir un excelente picnic montañero.
Abajo en la pradera, observamos la estrechez del Callejón del Miedo en la cara norte del Yelmo.
Por esta zona es muy abundante la Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi), un arbusto rastrero con importantes propiedades medicinales.
Gayuba o Uva de Oso (Arctostaphylos uva-ursi).
Descendemos por el Hueco de las Hoces, una angosta canal con algunos pasos difíciles que exige prestar mucha atención, pues cualquier despiste nos puede llevar a un callejón sin salida.
Para Pedro se le está haciendo especialmente difícil la canal, debido a su lesión de rodilla. No obstante, pone todo su empeño en salvar los obstáculos sin detener el ritmo normal de la marcha.
Por esta zona anidan varias parejas de Buitres Leonados, pero apenas vemos a las Cabras Montesas.
Tras tres horas de descenso, alcanzamos el río Manzanares, que viene cargado de agua procedente del deshielo.
Ya solo nos queda seguir las aguas del río Manzanares en un pase plácido y agradable, que nos conducirá al punto de partida de nuestra ruta en El Tranco.
Durante esta época nos llaman muchas empresas para realizar actividades de Team Building en la naturaleza. Se trata de una actividad muy demandada por muchas empresas, que tratan de configurar o cohesionar determinados equipos de trabajo.
Es una actividad muy demandada por muchas empresas, que tratan de configurar o cohesionar determinados equipos de trabajo.
En este caso se trata de un equipo de trabajo en la compañía Endesa en Madrid.
El plan es someterles a una intensa actividad física durante la jornada matinal, en los parajes más naturales del entorno escurialense, sin olvidarnos de realizar observaciones a la fauna salvaje.
La propuesta de ascender a la Cruz de Rubens animó mucho a los participantes, que pusieron todo su empeño en mantener el ritmo y superar los pasos más complicados.
La tarea de cruzar los cursos de agua no resulta fácil con el abundante caudal que llevan los arroyos.
Ninguno de ellos puso objeción alguna a los retos más difíciles y complicados.
Durante la ascensión disfrutamos de la compañía de los Buitres Leonados, que se muestran muy ocupados en su tareas de crianza.
Aunque hubo algún rezagado, todos cumplieron con el reto y llegamos a la cruz a la hora prevista, con margen suficiente para planificar el descenso.
Este mítico lugar fue el elegido por el pintor alemán Pieter Paul Rubens para realizar una obra pictórica del Monasterio de El Escorial, por encargo del rey Felipe IV.
Para el descenso les llevamos por algunos de los parajes más bonitos y especiales de los bosques escurialenes.
Uno de ellos fue el Hayedo de Trampalón, un "regalo" de los ingenieros forestales que durante el siglo XIX pusieron todo su empeño en la recuperación forestal del Monte Abantos.
La confianza y el espíritu proactivo de este magnífico equipo, han quedado sobradamente demostrados en esta actividad. Todos llegaron a la hora prevista al punto de inicio. Enhorabuena.
La Cordillera Cantábrica, ese mosaico de valles encajados entre grandes montañas y picos que se elevan junto a la costa del mar Cantábrico, esas montañas que albergan a los últimos osos pardos de España, ese enorme Espacio Natural que aglutina al mayor número de reservas de la biosfera del mundo, es, como no podría ser de otra manera, nuestro segundo hogar.
Allí nos desplazamos este fin de semana de mayo de 2018, a Salentinos (León), un recóndito pueblecito del Alto Sil leonés. Allí se encuentra la Cabaña del Trasgu, centro de operaciones de nuestra Expedición Oso Pardo, un pequeño albergue en el que nos sentimos cómodos y perfectamente integrados en la naturaleza cantábrica.
Nos acompañan en esta ocasión Esther, procedente de Lugo, y Óscar, que viene de León. Las perspectivas son buenas, el buen tiempo nos acompaña y tenemos constancia de la presencia de osos por nuestra zona.
Para los rastreos y seguimiento contamos con la inestimable ayuda de dos excelentes guías locales: Senén (Salentinos) y Gerar (Colinas del Campo de Martín Moro).
La primera de las esperas apenas duró media hora hasta que apareció el primer avistamiento: Una joven osa cuya edad rondaría los 5 años.
Estaba bastante delgada, pero era muy ágil, no paraba de moverse de un lado para otro.
Nuestra posición de espera se encuentra a más de un kilómetro de distancia, de modo que la pequeña osa no tuvo conocimiento alguno de nuestra presencia al otro lado del valle.
Trepaba y destrepaba por la zona con mucho afán, deteniéndose de vez en cuando para remover rocas y levantarlas en busca de larvas, colmenas u otros insectos.
En ocasiones se perdía entre los matorrales y nos costaba bastante volver a encontrarla. No obstante, estuvimos disfrutando de ella durante buena parte de la tarde.
Por un momento quedó recostada sobre una roca, hasta que se levantó bruscamente huyendo del lugar, seguramente por la picadura de alguna avista o algo similar.
Óscar y Esther han vivido intensamente este momento, por ser la primera vez que ven a un Oso Pardo en estado salvaje.
La primera jornada también estuvo dedicada al rastreo de indicios del Oso Pardo. Cuando un oso pasea por una zona no suele pasar desapercibido, y deja toda una serie de rastros y señales que delatan su presencia.
Los arañazos en arbustos y árboles son muy frecuentes, al hacerlos sus uñas se mantienen afiladas. Pueden estar provocados por el intento de romper una rama para acceder a los brotes o frutos, o bien para señalizar una determinada zona. También les gusta mucho descortezar ramas o troncos para intentar acceder al jugo vegetal.
También los excrementos son frecuentes. En esta ocasión localizamos nada menos que cinco excrementos, algunos de ellos bastante recientes.
Tulipán Silvestre (Tulipa sylvestris).
Pero no todo se basa en los osos, también nos fijamos en la interesante flora que luce su máximo esplendor durante la primavera.
Primavera (Primula veris).
Los helechos, tan frecuentes y exuberantes en la Cordillera Cantábrica, recuerdan en este tiempo de crecimiento a la flora que reinó la tierra en otros tiempos lejanos.
Tras una intensa jornada osera no hay nada mejor que reponer fuerzas al abrigo del magnífico albergue de Senén y la excelente cocina de su encantadora esposa Nati.
Para la jornada del domingo optamos por contactar con Gerar, excelente fotógrafo de Naturaleza que durante estos días está viendo algunos osos por su zona.
Nos desplazamos hacia aquel lugar con todo nuestro equipamiento esperando localizar a una pareja de osos que andaban muy melosos estos días.
El acceso es complicado por la ausencia de senderos o caminos, pero siguiendo las indicaciones de Gerar, gran conocedor del terreno, pasamos por lugares muy interesantes.
Pasamos buena parte de la mañana rastreando la zona en busca de movimientos.
Y movimientos encontramos, pero no de osos precisamente...
Además de corzos y ciervos, vimos abundantes rebecos por la zona, algunos de ellos con crías recién paridas.
La espera fue larga y el lugar seleccionado por Gerar era excelente. Sólo había que esperar a que apareciera algún oso.
Debido a la falta de resultados optamos por desplazarnos hacia otro punto más aislado y elevado.
Allí permanecimos el resto de la jornada a la espera de resultados.
A pesar de la ausencia de resultados positivos, Óscar y Esther están disfrutando de los paisajes cantábricos y de la agradable compañía de Senén y Gerar.
Para entretener las esperas paseamos por la zona y en una turbera localizamos a este ejemplar juvenil de Tritón Jaspeado (Triturus marmoratus).
Tritón Jaspeado juvenil (Triturus marmoratus).
También gozamos de la interesante flora del lugar, como esta bellísima flor, una de nuestras preferidas: El "Tablero de Damas" (Fritillaria pyrenaica).
Fritilaria o Tablero de Damas (Fritillaria pyrenaica).
Mientras regresábamos Gerar localizó a un oso en lo alto del valle. Montamos los trípodes y telescopios, pero apenas pudimos verlo unos instantes, pues se metió en una zona boscosa y le perdimos el rastro.
En cualquier caso, la expedición se ha dado muy bien, no sólo por la presencia de la osina que vimos ayer, sino también por los especiales momentos que vivimos con Senén y Gerar recorriendo parajes cantábricos tan maravillosos como estos.
Estas son las mejores secuencias de la osina que pudo captar Óscar con su equipo.