Primera Expedición Oso Pardo de la temporada. Nos acompañan Jorge (El Escorial) y Teresa (Madrid), dispuestos a vivir un intenso fin de semana dedicado enteramente a descubrir la biología del Oso Pardo en la Cordillera Cantábrica.
Nuestro centro de operaciones se localiza en la aldea de Salentinos, situada en un recóndito valle del Alto Sil leonés.
Allí se encuentra el albergue rural "La Cabaña del Trasgu", que constituye la base para las ascensiones al Pico Catoute, uno de los primeros dos miles de la cordillera.
Se trata de un pequeño alojamiento rural regentado por Nati y Senén, quienes nos brindan todas las atenciones para que nuestra estancia sea lo más agradable y confortable posible.
Nati, además de ser una excelente cocinera, es experta en Plantas Medicinales, y conoce muy bien la flora del Alto Sil. Y Senén es un gran conocedor de la fauna de estos lugares. Ambos están muy sensibilizados con la protección de la naturaleza y defienden a capa y espada la supervivencia de especies tan emblemáticas de nuestra fauna como el Urogallo, el Lobo o el Oso Pardo.
Tras acomodarnos en el albergue y disfrutar de la suculenta comida que nos dio Nati, partimos con Senén a descubrir algunas de las señales que había dejado el Oso en determinados lugares del Alto Sil.
Por el tamaño de los excrementos que pudimos encontrar, deducimos que podría tratarse de un gran macho de grandes dimensiones, quizás de unos 300 kg. de peso. Pudimos comprobar que los excrementos estaban repletos de semillas del Pudio o Escuernacabras (Rhamnus alpinus).
Nuestro centro de operaciones se localiza en la aldea de Salentinos, situada en un recóndito valle del Alto Sil leonés.
Albergue Rural "La Cabaña del Trasgu", en Salentinos (León). |
Se trata de un pequeño alojamiento rural regentado por Nati y Senén, quienes nos brindan todas las atenciones para que nuestra estancia sea lo más agradable y confortable posible.
Nati, además de ser una excelente cocinera, es experta en Plantas Medicinales, y conoce muy bien la flora del Alto Sil. Y Senén es un gran conocedor de la fauna de estos lugares. Ambos están muy sensibilizados con la protección de la naturaleza y defienden a capa y espada la supervivencia de especies tan emblemáticas de nuestra fauna como el Urogallo, el Lobo o el Oso Pardo.
Tras acomodarnos en el albergue y disfrutar de la suculenta comida que nos dio Nati, partimos con Senén a descubrir algunas de las señales que había dejado el Oso en determinados lugares del Alto Sil.
Por el tamaño de los excrementos que pudimos encontrar, deducimos que podría tratarse de un gran macho de grandes dimensiones, quizás de unos 300 kg. de peso. Pudimos comprobar que los excrementos estaban repletos de semillas del Pudio o Escuernacabras (Rhamnus alpinus).
En la vertiente occidental de la Cordillera Cantábrica (Ancares, Alto Sil, Laciana, Somiedo...) resisten el paso del tiempo los cortines, antiguas construcciones de planta circular destinadas a proteger las colmenas del ataque de los osos.
A pesar de los más de dos metros de altura, algunos osos intentan trepar por el muro, de modo que los apicultores se las tienen que ingeniar para evitar que el oso llegue a entrar.
Muchos de estos cortines están abandonados a su suerte, por falta de uso. Pero afortunadamente, algunos de ellos ya se están rehabilitando, como este que nos muestra Senén en el valle de Salentinos.
Después de realizar algunos rastreos de indicios y señales por la zona, visitamos varios puntos estratégicos de observación, con el objetivo de realizar esperas. Para ello buscamos zonas lo suficientemente alejadas para no causar la más mínimo molestia a los plantígrados.
Nuestro ecoturismo se basa en respetar, por encima de todo, la tranquilidad de estos grandes animales. No deseamos que la práctica de este tipo de actividad influya negativamente en la conservación de la especie, algo que desgraciadamente está ocurriendo en zonas de Asturias, donde el turismo de observación se está descontrolado y ya da síntomas de saturación.
Esperamos pacientemente a que se hiciera de noche y en uno de los puntos de espera pudimos escuchar los gruñidos de unos oseznos. Teresa logró, desde su puesto de observación, el avistamiento de dos osos. Apenas tuvo tiempo de distinguirlos nítidamente porque ya estaba oscureciendo, pero los gruñidos de los oseznos no dejaron lugar a dudas: Por ahí anda una osa con sus esbardos.
Ya de noche, antes de refugiarnos en el albergue, nos acercamos a un punto estratégico para instalar una de nuestras cámaras de fototrampeo.
Se trata de una cámara especial que utilizamos los zoólogos para estudiar la fauna silvestre. Lo que hace este dispositivo es captar los rayos infrarrojos emitidos por un cuerpo en movimiento, de modo que lanza una fotografía nocturna si pasa algún animal por delante del objetivo. Si hay suerte, al día siguiente podremos comprobar si algún oso u otro animal pasó por delante de la cámara, visualizando las fotografías obtenidas a lo largo de toda la noche.
Tan pronto como colocamos la cámara, regresamos al albergue de Salentinos para cenar y descansar. Después de la estupenda cena que nos preparó Nati, nos dispusimos a cerrar la velada charlando plácidamente a la luz de la hoguera.
A la mañana siguiente decidimos madrugar y visitar temprano el punto de observación donde habíamos localizado a la osa con sus oseznos. Tras una hora de larga espera, Jorge logró avistarlos y rápidamente nos pusimos a enfocar todos los aparatos.
Aparecieron en las rocas durante unos breves segundos y desaparecieron rápidamente entre la vegetación, pero hubo tiempo para disfrutar de su presencia.
Se trataba de una osa acompañada por sus tres oseznos, una magnífica noticia teniendo en cuenta la delicada situación de la especie.
No olvidemos que el Oso Pardo cantábrico se encuentra en serio peligro de extinción. No llegará a 200 ejemplares los osos con los que contamos en nuestra fauna ibérica, todos ellos repartidos entre los dos núcleos de población de la Cordillera Cantábrica: El núcleo occidental (con unos 170 ejemplares repartidos entre los Ancares Leoneses, Alto Sil, Laciana, Degaña e Ibias y Somiendo) y el núcleo oriental (con unos 30 ejemplares repartidos entre la Montaña de Riaño, Picos de Europa, Liébana y la Montaña Palentina). La agónica situación del Oso Pardo en los Pirineos nos invita a dar por extinta su población autóctona.
Tras el avistamiento, realizamos la ruta prevista para la jornada, en la que visitamos algunos parajes del Valle de Laciana, comarca tradicional leonesa, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2003.
Aprovechamos la ruta para reconocer sobre el terreno otra zona frecuentada por los osos, que acuden a la búsqueda de arándanos, aunque este verano ha sido muy seco y las arandaneras apenas cuentan con frutos. No vimos osos en esta zona, pero sí encontramos huellas y excrementos del otro gran carnívoro de nuestra fauna: El Lobo Ibérico.
Tras comer el bocadillo en un paraje espectacular, iniciamos el regreso a Salentinos, donde dimos por concluida la misión.
Tere y Jorge regresan a Madrid con un gran recuerdo de su aventura con los osos en la Cordillera Cantábrica.
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