Lunes, 3 de agosto de 2020: Soto de Sajambre - Vega Huerta.
Primera jornada del Trekking Picos de Europa. Con muchas ganas y un tiempo fantástico arranca el trekking más exigente de nuestro catálogo de grandes aventuras, un recorrido de cinco días de duración que surcará los macizos Occidental y Central de los Picos de Europa.
Partimos de la localidad leonesa de Soto de Sajambre, situada en un enclave privilegiado, en el extremo sur-occidental del macizo de los Picos de Europa, iniciando la ascensión a los pastos de Vegabaño.
Sentimos el aire puro y fresco de la montaña, algo muy necesario después de los meses de confinamiento que hemos sufrido este año con la pandemia.
Tan pronto como nos adentramos en el bosque nos topamos con una observación que bien se merece reflejarla en nuestro Cuaderno de Campo: Se trata del Liquen de los Lobos (Letharia vulpina), especie que es objeto de estudio en uno de nuestros proyectos de Ciencia Ciudadana. Existen pocas referencias de esta especie tan interesante en nuestra flora ibérica, y ninguna en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Sin duda, un hallazgo importante.
Subimos por Cuesta Fría hasta el refugio de El Frade, lugar donde nos encontramos con un pastor de Amieva, quien nos dio buena cuenta de los tiempos que corren para el sector de la ganadería.
El refugio de El Frade está perfectamente acondicionado y su privilegiado emplazamiento en la cabecera del río Dobra ofrece un merecido descanso, antes de afrontar la ascensión por la Canal del Perro.
La Canal del Perro es la "entrada" al macizo occidental de los Picos, único acceso factible a Vega Huerta.
El calor aprieta y las mochilas pesan, pero Javier y Gustavo suben con tanta energía que cuesta seguirles el ritmo. Se nota que vienen con ganas de Montaña...
Tras coronar el collado nos espera el Camino del Burro, que nos conducirá directamente a Vega Huerta.
Nos acompañan unas nubes con intención de envolvernos en la niebla, pero tan pronto como llegan se van. Llegando a Vega Huerta se abre la vista al macizo Central.
Parece que quiere meterse la niebla, de modo que después de cenar nos metemos pronto en las tiendas para coger calor y dormir.
Martes, 4 de agosto de 2020: Vega Huerta - Cordiñanes.
Segunda jornada del trekking y, probablemente una de las más duras por el tremendo desnivel de descenso que nos espera.
Amanece despejado y los tres hemos descansado lo suficientemente bien como para emprender la marcha con ganas y mucha energía.
Nos lo hemos tomado con calma porque tenemos todo el día por delante para llegar a Cordiñanes. La niebla de anoche y la escarcha de la mañana empaparon las tiendas y hubo que dejarlas al sol para que se secaran lo suficiente.
El primer tramo del descenso discurre entre las padreras y los canchales de la Pedriza Carbanal, a los pies de la imponente Torre Santa.
Aquí el sendero desaparece y conviene orientarse adecuadamente para encontrar la bajada por la Canal de Capozo.
De momento el descenso no es muy pronunciado, pero más abajo la cosa se va a complicar.
Impresiona ver el panorama que tenemos delante, cómo se levanta el macizo Central con esos descomunales desniveles. Ver algo así bien se merece una sentada para descansar y disfrutar.
Estas bonitas mariposas azules interesadas en mi reloj son las mariposas ícaro (Polyommatus icarus), fáciles de ver en los campos y praderas y que, por lo visto, les gusta subir a las montañas.
La siguiente parada toca en la Cueva del Agua, que esconde una fuente con agua bien fresquita.
No es fácil dar con ella, pero algún insolente se ha dedicado a señalizarla con un spray coloreando las rocas de su entorno.
A partir de este punto la bajada se complica por la enorme pendiente, de modo que hay que prestar mucha atención a dónde colocar el pie, porque un mal paso puede acarrear terribles consecuencias.
El sendero discurre escondido entre avellanos y la espesa vegetación, lo que obliga a vigilar cada paso para no salir del trazado. Cualquier desvío por aquí nos lleva a un callejón sin salida, que suele ser un cortado.
Este arbusto con esas bayas rojas tan características es una Madreselva pilosa (Lonicera xylosteum), que crece en las montañas de toda Europa. Cuidado porque sus bayas son venenosas.
Poco a poco vamos descendiendo con mucha paciencia. En este tipo de terrenos conviene ir despacio y sin prisas, sobretodo cuando vamos porteando mochilas tan pesadas.
Las nubes que nos acompañaban desde la Vega Huerta han desaparecido por completo y ahora el calor aprieta.
En los Picos de Europa son muy frecuentes los sedos, lugares en donde se ha tenido que intervenir con el pico para abrir sendero en zonas intransitables. Este es el sedo de Capozo, bastante asequible en comparación con otros que hay en los Picos.
Tras pasar el sedo continuamos con el vertiginoso descenso, hasta que empezamos a ver las primeras hayas del Monte Corona, lo que nos indica que ya estamos por debajo de los 1.400 m. de altitud.
Por aquí escondido conocemos un balcón privilegiado que nos ofrece una espectacular panorámica del Monte Corona.
No falla: Capozo es uno de los pocos lugares donde habita la "Lengua de Ciervo" (Phillitis scolopendrium).
Se trata de un helecho "prehistórico" que sobrevive en los rincones más húmedos de los bosques cantábricos. En el envés de sus frondes podemos ver sus característicos soros alargados, cargados de esporas. Por fin nos adentramos en el bosque de Corona, uno de los pocos ejemplos del Bosque Atlántico que se conservan en la Cordillera Cantábrica.
La Farfada está seca, de modo que no podemos coger agua hasta que lleguemos a Cordiñanes. Afortunadamente está cerca, apenas una hora desde aquí.
Los neveros que hasta hace unos años aguantaban por aquí prácticamente todo el año han desaparecido por completo, prueba evidente de los efectos del Cambio Climático.
Afortunadamente los fósiles siguen siendo visibles y fácilmente reconocibles en la base de la Torre Jermosa, lugar donde afloran algunas rocas encrínicas. Se trata de unos organismos marinos llamados Crinoideos ("Plumas de Mar"), muy abundantes en los mares del Silúrico y Devónico (hace unos 400 millones de años).
La cosa se complica en el Argayo Congosto por la verticalidad que nos obliga a usar las manos para seguir avanzando.
Si miramos hacia abajo da la sensación de caernos hacia un sumidero.
Llegamos más pronto que otros años, en torno a las cuatro de la tarde, ideal para disfrutar de una excelente comida y pasar la tarde tranquilamente recorriendo los alrededores del refugio.
La cena se sirve pronto para no perderse el espectáculo de la puesta de sol.
Sólo por estar aquí y contemplar esta belleza merece la pena el esfuerzo.
Hacia el sur tenemos la Torre de Friero y su impresionante brecha norte, codiciada por los grandes alpinistas.
Tan pronto como se pone el sol nos refugiamos a dormir en las cómodas instalaciones del refugio. Este año, por las medidas anti-covid el aforo se ha restringido a la mitad.
Este año estamos viendo muy pocos Rebecos, quizás sea por la cantidad de gente que anda por aquí. La verdad es que cada años se ve a más gente por estos senderos, se nota que hay ganas de montaña, especialmente en tiempos de pandemia.
Dejamos atrás las Colladinas y avanzamos hacia la Vega de Liordes.
El día no puede ser mejor. Hace calor pero no tanto como cabría esperar.
Salimos del macizo por el Sedo Remoña, donde hay que extremar las precauciones, especialmente en descensos con mochilas pesadas.
La bajada a la villa de Santa Marina de Valdeón nos ofrece grandes panorámicas y cruzar bosques de cuento.
Hoy el calor aprieta mucho más que ayer y nos vemos obligados a parar en cada sombra para darnos un respiro.
De entre todos los helechos que tenemos por aquí, destaca la especie Blechnum spicant, una de los pocos helechos que tienen diferenciados los frondes fértiles de los estériles.
Oxalis acetosella, con sus características hojas trifoliadas, crece en los bosques húmedos, al abrigo de rocas y troncos. Ya es un poco tarde para verla con sus bonitas flores. El fenómeno de la solifluxión, reconocible por la forma en la que crecen estas hayas. La pendiente prolongada produce un deslizamiento de ladera que, a largo plazo, hace que los árboles tengan que enderezar sus troncos para crecer hacia la luz.
Por fin llegamos al collado de Dobres, la divisoria entre los valles de Valdeón y Sajambre. En esta zona solíamos ver rastros y excrementos de lobos, pero últimamente parece que ya no andan por aquí.
Durante el descenso hacia Vegabaño disfrutamos de los ricos arándanos.
Y para terminar el trekking, qué mejor que disfrutar de un buen plato de queso de Valdeón en refugio de Vegabaño.
La Canal del Perro es la "entrada" al macizo occidental de los Picos, único acceso factible a Vega Huerta.
El calor aprieta y las mochilas pesan, pero Javier y Gustavo suben con tanta energía que cuesta seguirles el ritmo. Se nota que vienen con ganas de Montaña...
Tras coronar el collado nos espera el Camino del Burro, que nos conducirá directamente a Vega Huerta.
Nos acompañan unas nubes con intención de envolvernos en la niebla, pero tan pronto como llegan se van. Llegando a Vega Huerta se abre la vista al macizo Central.
Vega Huerta, situada a 2.043 m. de altitud, constituye el "campo base" para la ascensión a Torre Santa, cuyas impresionantes paredes de la cara sur suponen todo un reto para los grandes alpinistas. De hecho, hace unos días estuvieron aquí los hermanos Pou, abriendo una vía de escalada de casi 800 m.
Aquí es donde vamos a instalar nuestro campamento para pasar la noche.
Es hora de acondicionar los vivacs, montar las tiendas, asearse, cambiarse de ropa y llenar las cantimploras para preparar la cena.
El frío intenso nos obliga a ponernos toda la ropa de abrigo que llevamos. Sin duda, este es uno de los momentos más placenteros y especiales del trekking: Contemplar la puesta de sol con los estómagos llenos.Parece que quiere meterse la niebla, de modo que después de cenar nos metemos pronto en las tiendas para coger calor y dormir.
Martes, 4 de agosto de 2020: Vega Huerta - Cordiñanes.
Segunda jornada del trekking y, probablemente una de las más duras por el tremendo desnivel de descenso que nos espera.
Amanece despejado y los tres hemos descansado lo suficientemente bien como para emprender la marcha con ganas y mucha energía.
Nos lo hemos tomado con calma porque tenemos todo el día por delante para llegar a Cordiñanes. La niebla de anoche y la escarcha de la mañana empaparon las tiendas y hubo que dejarlas al sol para que se secaran lo suficiente.
El primer tramo del descenso discurre entre las padreras y los canchales de la Pedriza Carbanal, a los pies de la imponente Torre Santa.
Aquí el sendero desaparece y conviene orientarse adecuadamente para encontrar la bajada por la Canal de Capozo.
De momento el descenso no es muy pronunciado, pero más abajo la cosa se va a complicar.
Impresiona ver el panorama que tenemos delante, cómo se levanta el macizo Central con esos descomunales desniveles. Ver algo así bien se merece una sentada para descansar y disfrutar.
Estas bonitas mariposas azules interesadas en mi reloj son las mariposas ícaro (Polyommatus icarus), fáciles de ver en los campos y praderas y que, por lo visto, les gusta subir a las montañas.
La siguiente parada toca en la Cueva del Agua, que esconde una fuente con agua bien fresquita.
No es fácil dar con ella, pero algún insolente se ha dedicado a señalizarla con un spray coloreando las rocas de su entorno.
A partir de este punto la bajada se complica por la enorme pendiente, de modo que hay que prestar mucha atención a dónde colocar el pie, porque un mal paso puede acarrear terribles consecuencias.
El sendero discurre escondido entre avellanos y la espesa vegetación, lo que obliga a vigilar cada paso para no salir del trazado. Cualquier desvío por aquí nos lleva a un callejón sin salida, que suele ser un cortado.
Este arbusto con esas bayas rojas tan características es una Madreselva pilosa (Lonicera xylosteum), que crece en las montañas de toda Europa. Cuidado porque sus bayas son venenosas.
Lonicera xylosteum |
Las nubes que nos acompañaban desde la Vega Huerta han desaparecido por completo y ahora el calor aprieta.
En los Picos de Europa son muy frecuentes los sedos, lugares en donde se ha tenido que intervenir con el pico para abrir sendero en zonas intransitables. Este es el sedo de Capozo, bastante asequible en comparación con otros que hay en los Picos.
Tras pasar el sedo continuamos con el vertiginoso descenso, hasta que empezamos a ver las primeras hayas del Monte Corona, lo que nos indica que ya estamos por debajo de los 1.400 m. de altitud.
Por aquí escondido conocemos un balcón privilegiado que nos ofrece una espectacular panorámica del Monte Corona.
No falla: Capozo es uno de los pocos lugares donde habita la "Lengua de Ciervo" (Phillitis scolopendrium).
Se trata de un helecho "prehistórico" que sobrevive en los rincones más húmedos de los bosques cantábricos. En el envés de sus frondes podemos ver sus característicos soros alargados, cargados de esporas. Por fin nos adentramos en el bosque de Corona, uno de los pocos ejemplos del Bosque Atlántico que se conservan en la Cordillera Cantábrica.
La Farfada está seca, de modo que no podemos coger agua hasta que lleguemos a Cordiñanes. Afortunadamente está cerca, apenas una hora desde aquí.
Miércoles, 5 de agosto de 2020: Cordiñanes - Collado Jermoso.
Partimos temprano de la villa de Cordiñanes, donde hemos podido disfrutar de un buen descanso en un confortable hotel rural. Como estaba previsto, en esta tercera jornada del trekking se nos incorporan dos nuevos expedicionarios: Antonio y su hijo Carlos.
Hoy toca la ascensión al Collado Jermoso, una de las rutas más espectaculares de los Picos de Europa, que ofrece multitud de sensaciones. Sin ir más lejos, el primer tramo es exigente y requiere de mucha atención: La Rienda La Sotín. Se trata de un sedo excavado en la roca, hoy habilitado con cuerdas que dan mucha confianza.
La rienda nos lleva al Hayedo La Sotín, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2017.
Tras cruzar el hayedo llegamos a la Vege La Sotín, donde se inicia la canal del mismo nombre que conduce a la Vega de Liordes.
Nosotros nos desviamos a la izquierda para subir al collado Solano. Hoy día es mucho más fácil acceder a este lugar porque el sendero se ha señalizado, pero antiguamente había que meterse en la Canal Honda, lo cual era una verdadera tortura.Los neveros que hasta hace unos años aguantaban por aquí prácticamente todo el año han desaparecido por completo, prueba evidente de los efectos del Cambio Climático.
Afortunadamente los fósiles siguen siendo visibles y fácilmente reconocibles en la base de la Torre Jermosa, lugar donde afloran algunas rocas encrínicas. Se trata de unos organismos marinos llamados Crinoideos ("Plumas de Mar"), muy abundantes en los mares del Silúrico y Devónico (hace unos 400 millones de años).
La cosa se complica en el Argayo Congosto por la verticalidad que nos obliga a usar las manos para seguir avanzando.
Si miramos hacia abajo da la sensación de caernos hacia un sumidero.
Llegamos más pronto que otros años, en torno a las cuatro de la tarde, ideal para disfrutar de una excelente comida y pasar la tarde tranquilamente recorriendo los alrededores del refugio.
La cena se sirve pronto para no perderse el espectáculo de la puesta de sol.
Sólo por estar aquí y contemplar esta belleza merece la pena el esfuerzo.
Hacia el sur tenemos la Torre de Friero y su impresionante brecha norte, codiciada por los grandes alpinistas.
Tan pronto como se pone el sol nos refugiamos a dormir en las cómodas instalaciones del refugio. Este año, por las medidas anti-covid el aforo se ha restringido a la mitad.
Jueves, 6 de agosto de 2020: Collado Jermoso - Santa Marina de Valdeón.
Amanece completamente despejado en los Picos de Europa. Tras un buen desayuno en el refugio hemos levantado el campamento y nos hemos puesto en marcha para acometer la cuarta jornada del trekking.
Dejamos atrás las Colladinas y avanzamos hacia la Vega de Liordes.
El día no puede ser mejor. Hace calor pero no tanto como cabría esperar.
Salimos del macizo por el Sedo Remoña, donde hay que extremar las precauciones, especialmente en descensos con mochilas pesadas.
La bajada a la villa de Santa Marina de Valdeón nos ofrece grandes panorámicas y cruzar bosques de cuento.
Viernes, 7 de agosto de 2020: Santa Marina de Valdeón - Soto de Sajambre.
Última jornada del trekking en la que afrontamos el largo camino de regreso, a través de los grandes bosques y puertos del Valle de Valdeón.
Menos mal que buena parte del recorrido de hoy se hace por el interior del bosque. Una vez más, disfrutamos de la enorme biodiversidad del Bosque Atlántico.
Blechnum spicant. |
Oxalis acetosella |
Por fin llegamos al collado de Dobres, la divisoria entre los valles de Valdeón y Sajambre. En esta zona solíamos ver rastros y excrementos de lobos, pero últimamente parece que ya no andan por aquí.
Durante el descenso hacia Vegabaño disfrutamos de los ricos arándanos.
Y para terminar el trekking, qué mejor que disfrutar de un buen plato de queso de Valdeón en refugio de Vegabaño.
Muy buena crónica Miguel. Me encanta esa mezcla de diario de abordo con pinceladas variopintas de los elementos naturales que se ven por el camino. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias César: De eso se trata, de registrar y no olvidar cada salida de campo. Todas ellas aportan algo, bien lo sabes. Por cierto, enhorabuena por tu libro, magnífico trabajo que estoy deseando incorporar a la biblioteca (espero que con la firma del autor). Un abrazo y que sigan las aventuras en este 2021 que está por llegar.
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