Nos dirigimos a Villablino, en la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica, para realizar una de las expediciones faunísticas más especiales de nuestro catálogo: La Expedición Oso Pardo.
Esta vez nos acompañan Santi (Asturias), Manuel (Asturias) y Esther (Lugo). Santi es fotógrafo profesional; Manuel es un gran naturalista que adora los animales, y Esther es veterinaria (Esther ya estuvo en una de nuestras anteriores expediciones oseras).
Durante esta expedición vamos a fijar el objetivo en realizar esperas matinales y crepusculares, en distintos puntos del Alto Sil donde creemos que existen altas posibilidades de ver merodeando al plantígrado.
Durante las horas centrales del día nos dedicaremos a hacer turismo rural por la zona. Aquí visitamos uno de los elementos arquitectónicos tradicionales del Alto Sil, un cortín, construido para proteger las colmenas de los ataques del Oso Pardo.
La primera de las esperas no dio resultado. Por eso optamos por acudir a otro lugar para probar suerte con la espera crepuscular, pero tampoco dio resultado.
A la mañana siguiente volvimos a acudir al mismo lugar, aunque esta vez elegimos otro punto de observación.
Las esperas pueden llegar a ser largas y un poco aburridas, pero uno se siente plenamente integrado en la naturaleza cuando observa pacientemente con los prismáticos cada rincón del entorno que nos rodea.
Tanta paciencia, a veces tiene su recompensa: Esther ha logrado divisar un oso en uno de los canchales que tenemos en la ladera frente a nosotros. Manuel, que es muy rápido y hábil con la cámara fotográfica, logró capturar el instante.
Se trata de un osezo de unos dos o tres años de edad. Pero no es el único oso que pudimos ver durante la mañana, en total fueron tres osos, aunque pasaron muy rápido delante de nuestro campo visual.
Tras divisar aquellos osos durante la espera matinal del domingo, optamos por pasar el resto de la jornada haciendo una ruta osera por la zona.
Se trata de un paraje que suele ser frecuentado por los osos en esta época del año, por la abundancia de frutos silvestres, arándanos especialmente.
Durante las horas centrales del día nos dedicaremos a hacer turismo rural por la zona. Aquí visitamos uno de los elementos arquitectónicos tradicionales del Alto Sil, un cortín, construido para proteger las colmenas de los ataques del Oso Pardo.
La primera de las esperas no dio resultado. Por eso optamos por acudir a otro lugar para probar suerte con la espera crepuscular, pero tampoco dio resultado.
A la mañana siguiente volvimos a acudir al mismo lugar, aunque esta vez elegimos otro punto de observación.
Las esperas pueden llegar a ser largas y un poco aburridas, pero uno se siente plenamente integrado en la naturaleza cuando observa pacientemente con los prismáticos cada rincón del entorno que nos rodea.
Tanta paciencia, a veces tiene su recompensa: Esther ha logrado divisar un oso en uno de los canchales que tenemos en la ladera frente a nosotros. Manuel, que es muy rápido y hábil con la cámara fotográfica, logró capturar el instante.
Se trata de un osezo de unos dos o tres años de edad. Pero no es el único oso que pudimos ver durante la mañana, en total fueron tres osos, aunque pasaron muy rápido delante de nuestro campo visual.
Tras divisar aquellos osos durante la espera matinal del domingo, optamos por pasar el resto de la jornada haciendo una ruta osera por la zona.
Se trata de un paraje que suele ser frecuentado por los osos en esta época del año, por la abundancia de frutos silvestres, arándanos especialmente.
Allí se encuentra una vieja cabaña que nos da cobijo durante el picnic.
Santi, que es un gran fotógrafo profesional, nos ha regalado algunas de las instantáneas que ha capturado durante nuestra expedición: