domingo, 12 de marzo de 2017

Paisajes de Malagón (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

De acuerdo con nuestro Programa de Actividades, hoy domingo toca la realización de la ruta de los Paisajes de Malagón, un itinerario especialmente diseñado para recorrer los parajes que encandilaron a Felipe II durante sus viajes entre Valladolid y Toledo.   
Nos acompañan Soledad (Madrid), Ana (San Lorenzo de El Escorial), y un grupo de estudiantes del Colegio Mayor "Roncalli" de Madrid: Carmen, Naomi, Paz, Andrea, y su tutora Mª Ángeles. 
Luce un sol espléndido, aunque el pronóstico anuncia para hoy un cambio radical en el tiempo.
Durante la ascensión al puerto, realizamos varias paradas para observar el paisaje. El Monte Abantos recibe su nombre por el Alimoche, una rapaz carroñera que en tiempos de Felipe II anidaba en una de sus laderas. Hoy esos nidos están ocupados por el Buitre Leonado.  
Durante el itinerario mostramos algunos de los elementos botánicos más interesantes del Pinar de Abantos, como el Abeto Pinsapo (Abies pinsapo), el Alerce Europeo (Larix decidua), el Haya (Fagus sylvatica), el Fresno (Fraxinus angustifolia), el Roble Melojo (Quercus pyrenaica), el Pino Resinero (Pinus pinaster), el Pino Silvestre (Pinus sylvestris), la Jara (Cistus ladanifer), el enebro (Juniperus communis)...
A la altura del Mirador de los Alerces abandonamos el sendero para adentrarnos de lleno en el Pinar de Abantos. Un Arrendajo (Garrulus glandarius) alertó inmediatamente de nuestra presencia en el bosque.
Pronto alcanzamos las praderas alpinas donde pastan las vacas del Puerto de Malagón. En tiempos de Felipe II existía en estos parajes una modesta ermita donde vivía un monje ermitaño llamado Juan Palomo. De aquella ermita apenas quedan hoy los restos de los cimientos. Junto a ella, se alzaba una cruz sobre un montículo de piedras.  
Aquella cruz bien podría ser la que plasmó el pintor Rubens en su cuadro del Monasterio de El Escorial, supuestamente dibujado desde el mismo lugar donde hoy paramos para almorzar. 
Cuadro del paisaje de El Escorial, obra del pintor Rubens , que visitó  el lugar en el año 1629.
Mientras almorzábamos, escuchamos a los Carboneros (Parus major) y vimos a varios Herrerillos Capuchinos (Lophophanes cristatus) merodeando entre los pinos.
Tan pronto como llegamos a las partes más altas del puerto, recibimos el azote del frío del norte, anunciando aquel cambio radical en el tiempo. Localizamos por allí varias hozaduras de Jabalí y algunos excrementos del Corzo.
Durante el descenso visitamos el Refugio de Los Llanillos, lugar donde todavía se conservan los antiguos bancales donde se iniciaron los trabajos de reforestación del Monte Abantos a finales del siglo XIX. 
Tras la visita a Los Llanillos, cruzamos la fresneda y llegamos al Arca del Helechal, una construcción levantada para abastecer de agua a la Casita del Infante. Junto a ella localizamos el excremento de un mustélido, probablemente una Garduña. 

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