Hemos programado dos salidas para la observación del celo de la Cabra Montés en la Sierra de Guadarrama, una para el sábado y otra para el domingo.
Lástima que el tiempo ha empeorado en los últimos días y ha movilizado los rebaños de las cabras, que buscan cobijo en las zonas bajas de los valles.
Eso ha complicado considerablemente la localización de los rebaños. De hecho, durante la jornada de ayer sábado apenas logramos ver cuatro cabras, después de realizar toda una travesía por la nieve.
Hoy domingo hemos optado por movernos por zonas más bajas y hemos tenido más suerte que el grupo de ayer.
Nos movimos por una zona complicada, como lo es toda la Pedriza, tratando de localizar los rebaños.
Pronto dimos con ellas. No era un rebaño, fueron varios rebaños que se congregaron en una zona, huyendo del frío y de los cazadores, porque por debajo de ellas estaba sonando disparos y vimos a los perros acosar a algunas de las cabras.
Una vez más somos testigos de la absoluta incompatibilidad de la caza con la conservación y con el respeto de nuestra biodiversidad.
Afortunadamente los disparos cesaron y las cabras se movieron hacia una zona donde pudimos observarlas con los prismáticos y con el telescopio terrestre.Entre disparos, frío y grupos de senderistas que pasaba cerca de ellas, apenas logramos ver el celo. Estaban más preocupadas de comer que de otra cosa.
Eso ha complicado considerablemente la localización de los rebaños. De hecho, durante la jornada de ayer sábado apenas logramos ver cuatro cabras, después de realizar toda una travesía por la nieve.
Hoy domingo hemos optado por movernos por zonas más bajas y hemos tenido más suerte que el grupo de ayer.
Nos movimos por una zona complicada, como lo es toda la Pedriza, tratando de localizar los rebaños.
Pronto dimos con ellas. No era un rebaño, fueron varios rebaños que se congregaron en una zona, huyendo del frío y de los cazadores, porque por debajo de ellas estaba sonando disparos y vimos a los perros acosar a algunas de las cabras.
Una vez más somos testigos de la absoluta incompatibilidad de la caza con la conservación y con el respeto de nuestra biodiversidad.
Afortunadamente los disparos cesaron y las cabras se movieron hacia una zona donde pudimos observarlas con los prismáticos y con el telescopio terrestre.Entre disparos, frío y grupos de senderistas que pasaba cerca de ellas, apenas logramos ver el celo. Estaban más preocupadas de comer que de otra cosa.
Pudimos realizar algunas filmaciones mediante la técnica del digiscoping, y he aquí el resultado: