Sin duda alguna la ruta de Collado Jermoso en los Picos de Europa es la más especial y espectacular de nuestro catálogo. La tenemos un cariño muy especial porque aquí fue donde nos iniciamos a la montaña, hace ya unos cuantos años.
Esta ruta reúne todo lo que esperamos de una buena actividad en la montaña: Paisajes espectaculares, observación de fauna y flora, baños de bosque, formaciones geológicas, fósiles, usos tradicionales de la montaña, fuertes emociones, compañerismo, gente montañera, ocasos inolvidables...
La ruta se inicia en Cordiñanes de Valdeón a través de la Rienda Sotín, un vertiginoso sedo que pone a prueba la capacidad del equipo que aspira a subir al Collado Jermoso.
Superado el primer reto, nos adentramos de lleno en la Canal la Sotín, una de las muchas canales que vierte aguas al río Cares.
En medio de la canal aparece por sorpresa un bosque de cuento, el Hayedo de Asotín, declarado en el año 2017 "Patrimonio Mundial" de la Unesco.
El Haya (Fagus sylvatica), dueña y señora de los bosques del macizo calcáreo, nos protege del sol a la vez que da cobijo a un nutrido grupo de aves.
Tras el hayedo nos espera la Vega Sotín, cuyo verdor y frescura apaciguarán nuestro cansancio, después de la larga caminata.
Frente a nosotros se eleva hasta las nubes la impresionante Torre Santa, máxima cumbre del Macizo Occidental o del Cornión.
Tras un breve descanso, continuamos la marcha hacia el Collado Solano, donde nos espera un excelente mirador de los picos.
Tras el hayedo nos espera la Vega Sotín, cuyo verdor y frescura apaciguarán nuestro cansancio, después de la larga caminata.
Frente a nosotros se eleva hasta las nubes la impresionante Torre Santa, máxima cumbre del Macizo Occidental o del Cornión.
Tras un breve descanso, continuamos la marcha hacia el Collado Solano, donde nos espera un excelente mirador de los picos.
Es difícil describir las sensaciones que nos produce contemplar semejante espacio caótico y extrañamente bello que nos envuelve y cautiva.
Imposible no detenerse en un lugar como este.
Continuamos el itinerario surcando las Traviesas de Congosto. Atrás dejamos la impresionante mole del Macizo Occidental, también conocido como "El Cornión", por la singular forma de su montaña más elevada, la Torre Santa (2.596 m.), una de las montañas más bellas de León.
Y qué decir de la Torre de Friero que tenemos a nuestro lado, con esa impresionante brecha, el corredor invernal más largo de la geografía ibérica, codiciado por los grandes alpinistas de medio mundo.
Ya solo nos queda el último reto para llegar a Jermoso: Superar el Argayo Congosto.
Arriba nos espera el Collado Jermoso, del que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que se trata de uno de los lugares más hermosos de este planeta.
El ocaso del sol tras la Torre Santa envuelta en un mar de nubes, nos ofrece un espectáculo que nos deja sin palabras.
Después de un merecido descanso, una buena ducha y una cena caliente, acudimos a la Torre Jermosa para disfrutar plácidamente del espectáculo de la naturaleza viva...
Al collado acuden con frecuencia los Rebecos (Rupicapra rupicapra), animales perfectamente adaptados a la verticalidad de estas montañas.
El Refugio Diego Mella de Collado Jermoso, construido en el año 1942 por Delgado Úbeda, arquitecto y presidente por aquel entonces de la Federación Española de Montañismo, es una especie de "templo budista" perdido en las cumbres de los picos...
El espectáculo a su alrededor es sobrecogedor, la desconexión es total, el mundo que dejamos allí abajo ha desaparecido de nuestra mente...
Los Picos de Europa imponen un estilo, "moldean" a los hombres y mujeres que se atreven a surcarlos. A veces enamoran, otras veces inducen a miedos irracionales; son demasiado abruptos, demasiado salvajes...
La dureza y la verticalidad de sus canales enciende una lucecita de "peligro" en la mente de quienes se adentran por aquí por primera vez, que avanzan seducidos por la aureola de dificultad que envuelve a estas montañas.
Al día siguiente nos levantamos para desayunar y recoger el material, poniéndonos en marcha para disfrutar de la segunda jornada.
Atravesamos Las Colladinas y ponemos rumbo hacia la Vega de Liordes.
Por el camino vamos "tomando nota" de la singular flora de estas montañas. Esta, por ejemplo, es la Arenaria Purpúrea (Arenaria purpurascens), endémica de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos (aunque está citada en una localidad de los Alpes).
Geranium subargenteum, endemismo cantábrico, sorprende por las venas color púrpura de sus pétalos.
Al collado acuden con frecuencia los Rebecos (Rupicapra rupicapra), animales perfectamente adaptados a la verticalidad de estas montañas.
El Refugio Diego Mella de Collado Jermoso, construido en el año 1942 por Delgado Úbeda, arquitecto y presidente por aquel entonces de la Federación Española de Montañismo, es una especie de "templo budista" perdido en las cumbres de los picos...
Los Picos de Europa imponen un estilo, "moldean" a los hombres y mujeres que se atreven a surcarlos. A veces enamoran, otras veces inducen a miedos irracionales; son demasiado abruptos, demasiado salvajes...
Al día siguiente nos levantamos para desayunar y recoger el material, poniéndonos en marcha para disfrutar de la segunda jornada.
Atravesamos Las Colladinas y ponemos rumbo hacia la Vega de Liordes.
Por el camino vamos "tomando nota" de la singular flora de estas montañas. Esta, por ejemplo, es la Arenaria Purpúrea (Arenaria purpurascens), endémica de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos (aunque está citada en una localidad de los Alpes).
Arenaria purpúrea (Arenaria purpurascens). |
Otro endemismo, la Gentiana angustifolia occidentalis, vive en las fisuras de los roquedos y pastizales someros.
Gentiana angustifolia occidentalis. |
Helianthemum urrielense. |
Myosotis alpestris. |
Adecuada a la estructura de depresión cerrada entre grandes montañas calizas, la Vega de Liordes nos va a reconfortar con su frescor, su verdor y su colorido floral.
Por su extensión y altitud, es la más espectacular de las vegas de los Picos de Europa.
La Siempreviva Cantábrica (Sempervivum vicentei cantabricum) es uno de los endemismos cantábricos que florecen en la Vega de Liordes.
Sempervivum vicentei cantabricum. |
Campanula ficarioides. |
Tomillo rastrero (Thymus praecox britanicus). |
Hay que tomárselo con calma, porque en este tramo no se puede cometer ninguna distracción, por mucho que nos guste el paisaje.
Mucho más si cabe cuando se realiza en descenso, como es nuestro caso.
Todavía impresionados por la verticalidad de los pasos, miramos hacia atrás para ver por dónde hemos bajado.
Abajo nos esperan las praderías del Caben de Remoña, entre los valles de Valdeón (León) y del Liébana (Cantabria).
Nosotros nos vamos por el valle de Valdeón para regresar a nuestro punto de partida.
Atravesamos grandes y frondosos hayedos que permanecen intactos, alejados de la mano del hombre.
Abajo nos espera Santa Marina de Valdeón, primera de las poblaciones que ocuparon antaño estos valles.
Arriba dejamos las impresionantes montañas de las que venimos...
Se queda uno "prisionero" de los macizos y desfiladeros de los Picos de Europa...
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