sábado, 13 de mayo de 2017

Cañón del Río de La Aceña (Sierra Oeste de Madrid)

Hoy repetimos una de las rutas más espectaculares de nuestro catálogo local: El Cañón del Río de La Aceña, un recorrido a lo largo del arroyo del Hornillo hasta el río de La Aceña y su posterior desembocadura en el río Cofio. Nos acompaña una habitual de nuestras aventuras, Teresa, que viene hoy con A.J. Domingos Vicente, procedente de Angola y residente en España.   
A pesar de lo seco que vino el mes de abril, mayo está siendo un poco más generoso en cuanto a lluvias, y eso ha favorecido la floración de un montón de plantas. Las Jaras (Cistus ladanifer), por ejemplo, están ya luciendo sus grandes y coloridas flores.  
Jara Pringosa (Cistus ladanifer). 
Lucen también las Hierbas Turmeras (Tuberaria guttata), pequeñas cistáceas extendidas a lo largo de la región Mediterránea. 
Hierba Turmera (Tuberaria guttata). 
Y no faltan tampoco las florecillas blancas de Ornithogallum umbellatum, conocidas como "Leche de Gallina", o "Estrellas de Belén". Crecen en suelos fértiles de bosques maduros y bien conservados, como el Pinar de Abantos. 
Leche de Gallina (Ornithogallum umbellatum).
Teresa ya ha hecho esta ruta en otra ocasión, pero le gusta tanto que no ha dudado en repetir experiencia. 
Se ha venido con su amigo Vicente, que animado por los elogios que nos dedica Teresa, viene dispuesto a conocer este bonito rincón de la naturaleza ibérica.
El Piorno Serrano (Cytisus oromediterraneus) se extiende a lo largo del Puerto de Malagón, luciendo también sus flores amarillas que aromatizan el ambiente con ese delicado olor floral típico de los piornales de montaña.
Cerca del nacimiento del arroyo del Hornillo, localizamos una pequeña turbera provista de Esfagnos y plantas carnívoras (Drosera rotundifolia).  
Este tipo de formaciones en el suelo son muy escasas en la Sierra de Guadarrama, y es la primera vez que localizamos plantas carnívoras fuera del entorno de Peñalara y Cuerda Larga. Es un lujo contar con una turbera tan cerca de San Lorenzo de El Escorial, una prueba más de la enorme riqueza biológica que reúne el entorno del Puerto de Malagón. 
Detalle de la hoja de Drosera rotundifolia.
Seguimos el arroyo aguas abajo y llegamos a la primera chorrera, la Chorrera Alta del Hornillo.
Pensábamos que con las últimas lluvias el arroyo bajaría cargado con más agua, pero el mes de abril ha sido tan seco que ha causado mella en los acuíferos de Malagón. Baja la misma cantidad de agua que durante los meses del verano. 
El paseo esconde bonitos rincones que merece la pena conocer y disfrutar.
Aunque la exuberante naturaleza de Angola no tiene mucho que ver con la ibérica, Vicente está sorprendido de la enorme biodiversidad que atesora este rincón de la sierra.
Llegamos al segundo salto de agua, la Chorrera Baja del Hornillo. 
A partir de este punto, las aguas del Hornillo se funden con las procedentes del Río de La Aceña, dando lugar a un cañón fluvial de unos 4 km de largo.
Se trata de un paraje exclusivo, aislado y poco transitado, sin apenas itinerario marcado, pero que nos permite disfrutar de un contacto pleno con el mundo salvaje. Las Lavanderas Cascadeñas (Motacilla cinerea) vuelan cerca de nosotros mostrándonos que viven aquí a expensas de los recursos que les proporciona el río.
El itinerario nos obliga a cruzar el río varias veces, para lo cual tenemos que buscar pasos asequibles, de lo contrario nos veríamos obligados a cruzar sumergiendo los pies.
Más abajo las aguas son cada vez más bravas y tenemos que sortear obstáculos con trepadas y destrepadas. 
Algunos de estos pasos son complicados y exigen un mínimo de habilidad y destreza. 
Superados los grandes obstáculos vamos llegando poco a poco a nuestro destino. 
Aprovechamos esta zona para observar e interpretar en el curso del agua, todo tipo de fauna acuática: Ranas, diversos moluscos de agua dulce (gasterópodos y bivalvos), ninfas de plecópteros (moscas de las piedras) y odonatos (libélulas), gusanos tubícolas (tricópteros), Planarias...
Tras los 4 km de recorrido a lo largo del cañón fluvial, llegamos al Puente de La Parra, lugar donde nos espera un vehículo que nos llevará de regreso a San Lorenzo de El Escorial.
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