sábado, 15 de abril de 2017

Cañón del Río de La Aceña (Sierra Oeste de Madrid).

Hoy sábado vamos a realizar una de las rutas más espectaculares de nuestro catálogo local: El Cañón del Río de La Aceña, un largo itinerario entre San Lorenzo de El Escorial y el río Cofio, donde no faltarán emociones fuertes, paisajes espectaculares y naturaleza en acción. Nos acompañan Marisa junto a sus hijos Lucía y Juan, Fabián y Teresa.  
Seguimos disfrutando de un tiempo magnífico esta Semana Santa, con unas temperaturas tan elevadas que bien podría decirse que estamos en pleno verano. Nada más comenzar la ruta, los Pinzones (Fringilla coelebs) nos deleitan con sus armoniosos cantos primaverales, con los que tratan de emparejarse para criar. 
El Pinar de Abantos se encuentra engalanado con varios tipos de flores silvestres, algunas tan bonitas que no pueden pasar desapercibidas, como estas Orquídeas Silvestres (Orchis mascula). 
Orquídea Silvestre (Orchis mascula).
También es abundante en esta época del año la Arenaria (Arenaria montana), una cariofilácea típicamente mediterránea, ligada a los robledales y pinares de las regiones montañosas.
Arenaria montana.
Hacemos un breve alto en el camino para visitar el Arca del Helechal, una antigua construcción cuya finalidad era abastecer de agua a la Casita del Infante, en San Lorenzo de El Escorial. 
Seguimos subiendo en dirección a la fresneda de Los Llanillos, lugar donde se iniciaron los trabajos de reforestación histórica del Monte Abantos, en el siglo XIX.
Los primeros kilómetros de la ruta exigen superar un importante desnivel, que pone a prueba la resistencia física de nuestros acompañantes. 
Una vez superado el desnivel, nos tomamos un merecido descanso en lo alto de la montaña escurialense, disfrutando de una panorámica excepcional.  
Continuamos el itinerario realizando varias paradas para explorar la interesante flora que se encuentra en el entorno del Puerto de Malagón. A Lucía le llama la atención unas pequeñas florecillas de color blanco, que no dudamos en analizar con la ayuda de las lupas.
Observamos que presenta pelos glandulares tanto en el tallo como en las hojas. Probablemente se trate de Cerastium ramosissimum, una cariofilácea muy común en los pastos silíceos de la región mediterránea.
Cerastium ramosissimum.
Aquí nos detuvimos para examinar los restos óseos de un caballo.
Nuestro objetivo es localizar el nacimiento del arroyo del Hornillo, porque desde ese punto las aguas nos guiarán hasta su desembocadura en el río de La Aceña.
En las primeras aguas del arroyo aparecen en flor los Ranúnculos acuáticos (Ranunculus peltatus), plantas acuáticas que deben su nombre a las ranas, pues al igual que ellas viven estrechamente ligadas al agua.
Ranúnculo acuático (Ranunculus peltatus). 
Uno de los primeros obstáculos que tenemos que salvar es la caída de aguas de la Chorrera Alta del Hornillo. 
Como no baja demasiada agua, encontramos pasos secos en la roca que nos permiten seguir el itinerario junto a la chorrera.
En algunos tramos tenemos que extremar la atención para no resbalar, pero nuestros intrépidos aventureros saben muy bien dónde poner los pies. 
La tranquilidad del lugar invita a parar para refrescarse los pies y para comer el bocata junto a la chorrera. Y mientras comemos, varias Lavanderas Cascadeñas (Motacilla cinerea) vuelan a nuestro lado sin alejarse demasiado del curso de las aguas.
El siguiente paso es llegar a la Chorrera Baja del Hornillo, más espectacular que la Alta, pero no tan larga como la de arriba. 
Un poco más abajo llegamos al punto donde las aguas del arroyo del Hornillo se funden con las del río de la Aceña, dando lugar a un bonito cañón fluvial que nos disponemos a recorrer. 
Aquí entran en juego la pericia y la estrategia para tratar de ir superando las barreras y los obstáculos, porque no hay sendero habilitado junto a las aguas del río. 
El calor invita a aprovechar algunas de las pozas del río para darse un gran chapuzón, y  Fabián no se lo pensó dos veces.
Seguimos aguas abajo disfrutando de uno de los parajes más recónditos y bonitos de la sierra oeste de Madrid. Tratamos de localizar al Mirlo Acuático, pero es tan huidizo que no logramos ver a ninguno.
Sorprendimos a un pequeño escarabajo que nos llamó la atención por los extraños dibujos de su tórax y abdomen. Se trata de uno de los Gorgojos más grandes que existen, un escarabajo herbívoro: Anisorhynchius
Gorgojo Anisorhynchus.
Fabián reconoce el vuelo del Milano Real (Milvus milvus) en las proximidades del cañón fluvial.
Avanzamos con cuidado tratando de sorprender a la Cigüeña Negra, una de las grandes joyas faunísticas de este paraje. 
Fabián y Teresa parecen haberla reconocido en vuelo. 
Y así, poco a poco, avanzamos a lo largo del cañón hasta llegar al entorno del Puente de La Parra, cerca de Santa Mª de la Alameda (Estación), donde las aguas del Aceña pasan a constituir el río Cofio, principal afluente del río Alberche
Allí es donde nos espera el coche para regresar a San Lorenzo de El Escorial. En total, han sido unos 13 km. de ruta por un entorno salvaje y aislado del que han disfrutado nuestros valientes acompañantes.   
GuardarGuardar

jueves, 13 de abril de 2017

Ruta de los Pinares Llanos (Peguerinos, Ávila).

Estamos en plena Semana Santa disfrutando de un magnífico tiempo que, más bien, parece anunciar la llegada del próximo verano. Hoy, Jueves Santo, nos dirigimos a los Pinares Llanos de Peguerinos (Ávila) con Paula, Marisa, Juan y Lucía. 
Marisa ya nos conoce de otras rutas, y hoy viene acompañada de sus hijos Juan y Lucía. 
Juan no pierde detalle con los prismáticos, y Lucía parece disfrutar de las trepadas con las que nos abrimos paso hacia los Pinares Llanos.
Para Paula es también la primera vez que nos acompaña en una de nuestras aventuras. Aunque vive en Las Rozas, es natural de Huelva, una provincia que no tardaremos en explorar. 
Pronto comenzamos a observar algunos de los elementos botánicos más característicos de la Sierra de Guadarrama en ésta época del año, como los Narcisos Pálidos (Narcissus triandrus), planta bulbosa exclusiva de la Península Ibérica y del NO de Francia.
Junquillo Blanco o Narciso Pálido (Narcissus triandrus). 
Nos dirigimos en primer lugar al Mirador de la Naranjera, situado en la Cordal de Cuelgamuros. 
Se trata de un mirador natural que ofrece una excelente panorámica del Valle de Cuelgamuros, también conocido como el Valle de los Caídos.  
La Cruz de Los Caídos tiene una altura de 150 m. y está considerada como la cruz cristiana más alta del mundo, visible a más de 40 km. de distancia. 
Uno de los motivos por los que diseñamos esta ruta fue dar a conocer el Espacio Natural donde Mariano de Paz Graells, uno de los grandes naturalistas de la Historia de España, descubrió para la ciencia multitud de especies de nuestra fauna, principalmente insectos. Una de ellas fue precisamente esta pequeña Chicharra (Pycnogaster jugicola),  endemismo ibérico restringido al cuadrante noroccidental de la Península Ibérica.
Pycnogaster jugicola.
Nos adentramos de lleno en los Pinares Llanos, una de las masas forestales autóctonas de la Sierra de Guadarrama. Prueba de ello es la presencia abundante de esta planta, la Gayuba o Uva de Oso (Arctostaphylos uva-ursi), ericácea con propiedades medicinales, muy eficiente frente a cualquier tipo de afección urinaria. 
Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi).
En esta misma zona fue donde Graells se encontró, en el año 1848, con una hermosa criatura, una mariposa que parecía salida de un cuento de Hadas. La bautizó como la "Mariposa Isabelina", en honor a su gran amiga la reina Isabel II.  
Mariposa Isabelina (Graellsia isabelae), fotografiada en Pinares Llanos. ©Miguel Varona. 
Hoy no vamos a ver a ninguna Isabelina, porque es una mariposa nocturna. Pero no descartamos de posibilidad de encontrarnos con alguna de ellas muerta, algo que en esta época del año comienza a ser relativamente fácil. 
Los Arrendajos (Garrulus glandarius) hacen acto de presencia, anunciando nuestra llegada con sus estridentes gritos de alarma. 
Poco a poco y superando obstáculos, llegamos al fondo del valle, donde el arroyo del Hornillo se transforma en río.
Nos vemos obligados a cruzar el río para poder seguir nuestro itinerario.  
Un itinerario que se dirige ahora hacia uno de los puntos calientes de la ruta: La Placa de la Mariposa Isabelina, un monumento a la Graellsia, emblema de la Sierra de Guadarrama. 
Este monumento es uno de los pocos en el mundo dedicados a un insecto. Pretende conmemorar el hallazgo histórico de Graells, un descubrimiento que no pasó desapercibido para la comunidad científica de la época. 
Lámina original con la que Graells describió a su especie.
Pero... ¿quién era Graells? Desconocido para muchos, fue uno de los grandes naturalistas de España. Mientras dirigía el Real Museo de Ciencias Naturales de Madrid, estableció su residencia en San Lorenzo de El Escorial, lugar donde hizo la mayor parte de sus aportaciones científicas. 
Mariano de Paz Graells.
Continuamos el itinerario rumbo al arroyo de Navalacuerda, que vierte sus aguas al embalse de La Aceña (Peguerinos). 
Allí se encuentran, perdidas en medio del monte, las Canteras de Navalacuerda, de gran importancia histórica. 
Aquí yacen cientos de grandes bloques de granito tallados en el siglo XVI con la intención de construir una gran canalización de agua para abastecer al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Algunos llegaron a utilizarse, pero la mayoría de ellos quedaron aquí olvidados para siempre. 
Canteras de Navalacuerda.
Ya solo nos queda coger las aguas del arroyo y subir ladera arriba hasta llegar al lugar donde dejamos el coche. 
Tras 9 km. de ruta, llegamos al final. Hemos intentado conjugar naturaleza e historia en un paraje singular que, seguro, no olvidarán nuestros aventureros de hoy. Muchas gracias y hasta la próxima.  

miércoles, 12 de abril de 2017

Bosque de Abantos (San Lorenzo de El Escorial, Madrid).

Mª Jesús (Madrid) nos ha solicitado hoy la Ruta del Bosque de Abantos, una de nuestras rutas guiadas locales de San Lorenzo de El Escorial. 
Mª Jesús es profesora, y ha encontrado en San Lorenzo de El Escorial un posible lugar para despejar su mente y escapar de las terribles jaquecas que le acosan en la gran ciudad. 
Ya lo dicen numerosos estudios científicos: El ejercicio aeróbico en contacto con la naturaleza incrementa el volumen del hipocampo, contribuyendo a mejorar la capacidad cognitiva. En base a estos estudios, numerosos médicos están recetando la "ecoterapia" como remedio para reducir la ansiedad, la depresión, el estrés y las migrañas. 
Vamos a tratar hoy de que Mª Jesús se despeje lo máximo posible y que disfrute observando y admirando la naturaleza que nos rodea. Flores no nos faltan, la primavera ya está aquí y los roquedos graníticos de la Sierra de Guadarrama se muestran adornados con bonitas flores como los Narcisos de Roca, también conocidos como Junquillos Olorosos (Narcissus rupicola). 
Narciso de Roca (Narcissus rupicola).
Entre Narcisos y otras herbáceas, observamos a uno de los habitantes habituales del Pinar de Abantos: La Lagartija Colilarga (Psammodromus algirus).
Lagartija Colilarga (Psammodromus algirus).
Otra de las flores que observamos mucho durante estos días es el Jacinto Silvestre (Hyacinthoides non-scripta).
Jacinto Silvestre (Hyacinthoides non-scripta).
Durante el itinerario logramos reconocer a varias especies de aves, como el Arrendajo (Garrulus glandarius), el Rabilargo (Cyanopica cooki), el Petirrojo (Erithacus rubecula), los Carboneros Garrapinos (Periparus ater)... También escuchamos en el valle el inconfundible canto del Cuco (Cucculus canorus) y el tamborileo del Picapinos (Dendrocopos major).  
Como era de esperar, las hayas (Fagus sylvatica) ya han brotado, permitiendo que el bosque ofrezca por fin su esplendoroso estado primaveral. Parece que poco a poco, el hayedo que nos plantaron los grandes ideólogos de la reforestación histórica del Monte Abantos, va creciendo año tras año. Prueba de ello son los pequeños hayucos que logran germinar con éxito.
He aquí una de las hayas más añejas del bosque, un ejemplar que fácilmente tendrá 125 años de edad.  
Otro de los tesoros del Pinar de Abantos son los Alerces Europeos (Larix decidua), la única conífera que pierde sus acículas durante el invierno. 
Tras la visita al Mirador de los Alerces, donde obtenemos una excelente panorámica del Pinar del Abantos, regresamos a San Lorenzo a través de un sendero que nos permite disfrutar de un agradable paseo por el bosque resucitado a mediados del siglo XIX, en la que es considerada como una de las primeras reforestaciones hechas en España.  
Esperamos Mª Jesús que hayas disfrutado de este breve itinerario y que te recuperes pronto de tus jaquecas. 
GuardarGuardarGuardarGuardar